¿Morir? Cap. 52

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Narra Guillermo:

"-Yo en realidad soy tu tío.-" "Tu 'madre', en realidad también es tu tía. " " tu verdadera madre, murió cuando tú naciste. Desgraciado maricón, inclusive asesinaste a tu madre." 

-¿Donde dejaste la medicina del paciente del cuarto 2?

-Doctor, ya tenemos los resultados del cuarto 17.

-¡Mamá! ¡No quiero ir!

Las voces inundaron mi cabeza, ninguna era tan alta como parecía pero mi cerebro las convertía explosivas y detonaban dentro de esta como si de pensamientos habláramos. Las sentía al lado mío, tan cerca de mi oído tratando de molestar apropósito cuando era yo mismo quien hacía eso.

Volví a pensar en lo que me dijo mi padre...mi tío ¿en verdad había alguien ahí a fuera que me amaba? Aquello sonaba tan repentino porque ha decir verdad nunca sospeche con que ellos no fueran mi familia, claro que lo desee pero jamás creí que hubiera verdad en ello.

Moví un poco mis manos entrando en contacto con la realidad. Había estado sumergido en una oscuridad profunda, flotando en ella como si no hubiese gravedad, sin caer en picado ni girar en círculos. Me sentía tranquilo y ligero, no hubo ningún sentimiento más allá de eso.

No tenia idea de cuanto tiempo duro aquella sensación porque en mi perspectiva fue corta y aunque no tuviera razón de lo que pasaba podía sentir que lo recordaba mucho más en el momento que las voces del lugar donde estaban acabaron con mi paz.

Después de sentir la fibra de la tela bajo la palma de mi mano, fría y dura, intente abrir mis ojos con lentitud para que la luz no me segara.

Desperté por completo, sintiendo de golpe todas las heridas que tenía en el cuerpo. Me queje en silencio, alce mi mano izquierda para saber porque me pesaba tanto y la encontré envuelta en un yeso. Me dolió moverla hacía mí pero mucho más recordar porque estaba así.

No distinguía cual era la peor molestia, era todo tan igual pero la cabeza, aquella seguía pulsandome, taladrando mi cerebro con todo lo que tuviese encima mío. Daba igual la forma en como lo hacía, si tras recuerdos o dolores reales, ella no se detenía para dejarme descansar.

Odiaba los hospitales, no me gustaba estar aquí ya que siempre era por la misma razón. Me levante algo molesto pero, aun pensando en que debería hacer. Nada aun era totalmente claro a excepción de que no quería quedarme acostado. Mis piernas estaban bien a comparación de mi torso para arriba, tenía un suero conectado en el brazo así que aquello igual me ayudaría a caminar como soporte en caso de que estuviera en lo incorrecto sobre mis piernas.

Me quede sentado en la orilla de la camilla pensando por fin en cómo había llegado aquí.

Un recuerdo más golpeo mi mente y aquel era el momento en que tome el arma para salvar a Samuel...¿lo salve? Quería pensar que eso sucedió puesto de no haber sido así yo no estaría aquí aunque pensar de nuevo en la forma en como lo había salvado era realmente inquietante.

Mate a alguien, lo peor es que lo había hecho sin dudar. Bueno, iba a matarme a mi y a Samuel así que supongo que era lógico que nos hubiera defendido. Ha decir verdad no me sentía tan mal de lo que había hecho, ni tampoco satisfecho como si de una venganza se tratara. Me resultaba extraño por qué por más mal que me quisiera sentir por ello no podía así como no podía disfrutarlo, era algo que simplemente me aliviaba.

Sacudí mi cabeza intentando no pensar en ello y me levante de mi lugar para salir de la habitación. Nadie me impidió hacerlo y cuando estaba en el pasillo, el cual no estaba tan lleno como imagine, no vi nadie familiar cerca mío.

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora