Narra Guillermo:
-Lo siento, necesitaba un abrazo y no hay nadie que me lo pueda dar- dije sabiendo que era cierto. En mi vida solo pocas personas me llegaron a querer de verdad, y todas ellas se habían ido haciendo que quedara sólo de nuevo. Era difícil encontrarlas, era difícil que me quisieran, pero a prendieron a hacerlo como yo lo hice. Por esa gente, como Frank, Ana y Mindi, había recuperado la confianza que perdí por mis padres y me habían hecho sentir de nuevo completo. Samuel parecía que formaría parte de mi lista, pero aun no lo sabía y aquello me aterraba.
-Entonces recuerda que mis brazos siempre estarán abiertos para ti- mi corazón golpeó fuerte solo una vez al oírlo decir eso, al sentirlo como algo tan sincero era pronunciado como una promesa. Esas palabras me repararon de todos esos días que pase sólo. Aquella sensación de no volver a salir y quedarme en un lugar oscuro por siempre me asusto de una forma horrible, recordar la risa de Samuel y no poder verlo me había hecho sentir vulnerable.
Escuche la voz de Perla en mi cabeza diciendo que me alejará de él, pero no quería hacerlo y no lo iba a hacer. A la mierda los golpes y las amenazas, que se jodan todos juntos. Había vivido cosas peores, cosas desagradables y cosas traumáticas, como para que unos idiotas me atemoricen con sus palabras, podía soportar sus golpes ahora quería estar feliz y esta vez solo lo podía ser estando con Samuel.
-De verdad gracias, no sé que decir. Todos estos días la he pasado mal. En especial porque no te oía decir gilipolleces que me hicieran reír. Todo fue tan oscuro...- disfrace sin decir lo que en verdad paso. Podía odiar a Perla pero conociendo ahora lo demente que esta prefiero no arriesgarme más de lo que ya hago. Me sente en el suelo recargando mi espalda en la pared de alguna casa alado de café y mi mirada se perdió.
-Siendo honesto...yo tampoco sé que decir.- contesto sentándose a mi lado, yo esperaba que él dijera otra cosa pero en verdad no sé que me imaginaba.
-Vaya, Samuel se ha quedado sin palabras. El mundo va a explotar- hable sarcástico mientras ambos terminábamos riendo. ¿Nunca se han puesto a pensar lo especial que puede ser una simple risa? Pues era tan especial para mi como estar vivo, y es que ¿Qué es vida si uno no vive momentos alegres? Yo amo oír reír a alguien por algun motivo de felicidad, porque no es lo mismo reír de alguien por ofensa que reír de ti por gracia. Y lo que mas adoro es reír con alguien que disfruta de mi compañía.
-Es decir, se me ocurren muchas frases de consuelo sobre tu abuela pero algo en el fondo me dice que va más allá de tu visita. Tal vez me equivocó pero ayer al ver tú mirada no me decía lo de todos los días...- lo observé con delicadeza y pensé en sus palabras, era cierto, mi segun abuela no fue el motivo y él lo supo sin que yo se lo dijera, no creyó lo que invente porque él vio que no era sinceró.
-¿Y qué es lo que vez todos los días en mi?- cuestioné un poco asombrado mientras mis ojos se perdían en los de él.
-Veo esperanza, te veo un poco nervioso pero fuerte y valiente, propuesto a algo. Veo que te encanta soñar- no pude contestar. No sabía cómo, lo que había dicho aceleró mi corazón y me hizo sentir retortijones en el estomago. Ambos callamos un momento, pero antes de que Samuel dijera algo me adelanté. No tenía idea de que lo diría pero se me salió como cualquier suspiro de enamorado.
-Desde que llegaste, tú has sido mi ...-SUEÑO- última esperanza- Samuel curvo sus labios y cuando iba a contestar algo de lo que muy arrepentido estaba de haber dicho como haber pensado, Perla y uno de sus nuevos amigos salieron y nos miraron extraño.
Solo deseaba en ese instante que no me hayan escuchado.
Samuel y yo nos pusimos de pie por alguna razón incomodos y Perla se adelanto a decir.
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¿Morir?-Wigetta-
FanfictionEsta historia no se aleja de una realidad, hemos leído y hablado acerca de miles de relatos de amor, conocemos casi cada probabilidad de lo que llega a suceder durante todo el transcurso pero Guillermo no sabe nada de historias de amor, la suya fue...