¿Morir? Cap. 41

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Narra Guillermo:

Abrí mis ojos agotado. Había una pesadez en mi cuerpo que me impedía realizar cualquier movimiento, la muñeca de mi mano derecha fue la primera en dar su aparición al intentar moverme, después fue mi cuello que es encontraba protegido por un molesto collarín de hospital. Intente levantarme sin pensar en algo con claridad, al alzarme un intenso ardor recorrió mi columna haciéndome gemir de dolor y regresar a la camilla paralizado.

Mi vista estaba borrosa, sentía la cuenca de mis ambos ojos hinchadas impidiéndome abrir estos. Había una gran irritabilidad en mi humor, me molestaba no poder moverme, estaba estresándome teniendo todas esas cosas encima. No las necesitaba, no necesitaba estar aquí, quería irme de ese lugar así que con mi otra mano, la cual estaba menos dañada debido a dos de mis dedos rotos, me quite el collarín con ansias y dificultad. Esto era tan tonto.

-¿Guille? ¿Qué haces?- pregunto alguien acercándose a mi con prisa. No logre identificarlo ya que solo veía puntos borrosos y dentro de mi cabeza había un pitido que me dejaba sordo.

-¿Frank?- pregunte pensando primero en él.

-No...Soy Samuel- dijo alejándose un poco de mi. 

Ignorando por completo quien fuera, me levante de la camilla dispuesto a largarme de ahí aunque mis piernas temblaran ante soportar mi peso, era como si nunca las hubiera usado. Esta vez conseguí alzarme sin importar la forma en como se tensaran cada uno de mis músculos pidiéndome piedad, mi cabeza diciéndome que huyera era lo mas claro en estos momentos así que la seguí.

-¿Qué haces? Debes acostarte- hablo desesperado intentando que regresara a la camilla.

Arrebate mi brazo de su mano y me quite las agujas que penetraban mi la piel de mi mano.

-¡Doctor!- grito Samuel preocupado.

-Me quiero ir, no quiero estar aquí.

-Tienes que, Guille estas muy herido y estando aquí mejoraras pronto.

-No quiero ¡NO!- grite harto pero aquello solo empeoro mi dolor de cabeza. De pronto deje de sentir el peso y aquellas piernas temblorosas dejaron de soportarme, me iba a caer pero Samuel me tomo entre sus brazos.

-¡Guille! No te desmayes, no otra vez- suplico para sí mismo porque yo ya dejaba de tener conciencia.

Pude sentir sus frías manos a través de mi bata hasta que todo volvió a ser oscuro y pacifico.


Desperté lentamente, al parecer esta no era la segunda vez que lo hacía, me encontraba exactamente como al principio. Todos esos dolores fueron los mismo de hace unas horas y todas esas cosas medicas estaban de nuevo en su lugar, eran tan molestas. Lo único que había cambiado era mi vista, mis ojos se había desinflamado lo suficiente para poder ver mi alrededor y entonces ahí estaba Samuel.

Verlo claramente me hizo odiarlo por unos segundos por todo lo que me ha hecho pasar pero aquel odio se desvaneció de inmediato en cuanto me sonrió, era como si aquella simple imagen en su rostro me hubiese regalado paz. Después de aquello el malhumor por fin desapareció y entonces decidí que debía dejar que me cuidaran, que me ayudaran sanar lo mas pronto, ya no intentaría nada.

-¿Cómo te sientes?

-No puedo creer que preguntes eso- dije seriamente creando un incomodo silencio el cual decidí romper lanzando una risa de la cual segundos después Samuel se me unió  -Igual que hace...no lo sé, el tiempo que haya pasado- Así era aunque esta vez ya no intentaría huir.

-¿Volverás a intentar salir de aquí?- dijo con los ojos cristalizados, sentí mi corazón apachurrarse al verlo de tal forma.

-No, lamento lo de hace rato pero por favor no llores no hay porque.

¿Morir?-Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora