Abrir los ojos de nuevo me resulta extraño. Estaba soñado algo que no entraba fuera de lo común, lo cual SÍ que entra fuera de lo común bajo estas circunstancias: me había visto sentada en la silla giratoria de mi habitación, con la chaqueta y las zapatillas del pijama, los cascos y los pies sobre la cama. Escuchaba rock alternativo y tenía entre mis manos una consola portátil; esa escena podría haber sido la de una tarde de sábado cualquiera en la que no me sintiera demasiado productiva.
Pero, al abrir los ojos de nuevo, había aparecido en un lugar totalmente distinto. No estaba escuchando rock alternativo, ni tampoco jugando a la consola: estaba en Bellarcadia, concretamente descansando en una tienda de campaña protegida por una cúpula mágica.
-¡Por fin! Aquí está la que tenía prisa por moverse -oigo replicar.
Estiro la mano y palpo el suelo buscando a Clavis, mi nuevo despertador. En cuanto lo alcanzo, aferro la espada por el mango antes de que intente alguna tontería.
-Si de vez en cuando te callaras un poco, no me agotarías con tanta facilidad -protesto sin apenas poder vocalizar. Demasiado generosa estoy siendo al dejarlo fuera de la espada.
Ha pasado casi un día desde que salí de la Capital para adentrarme en otro bosque hasta más denso que el primero. Las condiciones son óptimas, el tiempo atmosférico no molesta y esta vez parto sin heridas y bien equipada de Breicasell -pero, por cierto motivo al que podríamos llamar Clavis, el viaje se me está haciendo mucho más pesado.
Lleva callado un rato, lo que podría considerar una suerte. Ya podría haber parado de protestar en las tiendas de La Capital... Cuando tienes una espada que habla encima, acabas por no saber dónde meterte para no llamar la atención de todo el mundo.
Suspiro. Ahora no habla, ¿verdad? Mejor que nada...
-Aún no me has dicho qué pretendes perdiéndote en este bosque.
Lo que faltaba.
-Clavis, ¿quieres o no destruir tu sello?
Espero unos segundos, pero Clavis no responde.
-Oye, Clavis, no sé qué es lo que quieres ni qué hacer contigo, pero a mí me interesa hacer algo con lo que rondaba por el sello de la cámara, y da la coincidencia de que tú también estás teniendo problemas con otro sello distinto. ¿Por qué no intentamos completar la primera tarea y ver si le hace algo a ambos sellos?
"Sólo tenemos que adentrarnos en el bosque y tratar de hacer que la niebla de la que salen los lobos desaparezca..."
Noto una sacudida que hace que me tambalee y Clavis sale de su funda con un giro en el aire, deteniéndose cerca de uno de mis hombros. La hoja de la espada amenaza con rebanarme el cuello.
-Creo que ya quedó claro en su momento lo mucho que me fío de ti.
La imagen de Clavis aparece aferrando la espada por el mango. Me fulmina con la mirada muy de cerca, sin apartar su cara un sólo milímetro de la mía.
Por lo general me cuesta sostener miradas, pero intento no retirar la vista lo mas mínimo mientras, discretamente, deslizo mis dedos sobre mi muñeca para quitarme el guante derecho. Una vez lo dejo caer, voy acercando la palma de mi mano hasta el mango del arma, cerrando el puño en torno a ella sin decir nada.
Noto como, bajo la palma de mi mano, la espada va ganando temperatura. Sé lo que Clavis pretende, pero no pienso ceder ante lo que quiere; en vez de apartarme, aferro el mango con aún más fuerza.
Aprieto los dientes. La espada arde, tanto que empieza a humear, pero me mantengo firme. No voy a retirar la mano aún.
"No pretendo luchar contra ti; quiero luchar CONTIGO".
Bajo la cabeza y contengo el impulso de que se me salten las lágrimas. El metal se ha calentado tanto que su superficie está empezando a alcanzar un color rojizo. La palma de la mano me arde de dolor, pero le sigo aguantando el pulso a Clavis con los dientes apretados. No pienso ceder.
Justo cuando empieza a temblarme la muñeca, el calor que emite la espada va yendo a menos.
Es el momento de aprovechar la oportunidad: giro la muñeca, retiro la espada de mi cuello y la clavo en el suelo. Querría soltarla ya, pero aún no es el momento.
Jadeo con los ojos empañados. ¡Uf! Han sido tan sólo unos segundos, pero se me han hecho los más intensos de mi vida.
Un poco insegura, voy abriendo la mano. Contengo el aire dentro de mis pulmones apretando los párpados; la tengo entumecida y me cuesta estirar los dedos.
"Espero que ésto sirva para demostrar el interés que tengo en ganarme tu confianza".
El maldito me ha dejado la palma enrojecida. Tan rápido como puedo, retiro la mano y la sacudo a la vez que recupero mi guante.
Vuelve a estar callado. En fin, esto es una avance. Empiezo a caminar para alejarme ajustando el cierre de mi muñeca; suerte que sigo conservando aquel hechizo de curación...
Un silbido cercano me detiene en seco. Me rozo una oreja con la mano, contemplando la flecha recién materializada en el árbol que hay a mis espaldas. Uf, estoy ilesa.
"Esto no es bueno", me digo mientras la observo oscilar hasta que se detiene. Encima, ahora oigo raro por un oído... pero esto no me impide captar un último sonido: el de las ramas sacudiéndose sobre nosotros.
El rumor atrae mi mirada hacia arriba y veo algo moverse. No puedo evitar agazaparme, acechando lo que está a punto de caer sobre nosotros.
-Clavis... -susurro-, ¿eres consciente de que están a punto de asaltarnos? Y a plena luz del día...
Él emite una risotada fantasmal que me resulta irritante.
-Será divertido contemplar cómo te las apañas con esos brazos de alambre...
¿Nos asaltan y esa es su reacción? Que le parta un rayo hasta que lo mate de verdad.
-Clavis, tú hoy vas a...! -arranco violentamente la espada de la tierra, sin acordarme de mi palma.
Todo lo demás sucede en un segundo, impidiéndome terminar la frase. Las ramas se remueven, una serie de figuras caen veloces a mi alrededor y una sombra salta sobre mí y choca su arma contra Clavis, haciendo fuerza para que repliegue el brazo. Intento lo que puedo con mi poca fuerza... hasta que mi oponente dobla la muñeca y, tras un lamento metálico, mi espada cae derrotada, algo más pesada que una hoja de arce muerta.
Rota. Está... La hoja... Está partida en dos por la mitad. Su brillo bajo el sol es mate. No... ¡No!
En fin, miremos el lado positivo de la situación: ahora que mi deseo de que lo partieran se ha cumplido, sí que está mucho mas callado...
ESTÁS LEYENDO
Tierra de Valor
Fantasy"Mi nombre es Junie Thunderlight. He decido empezar una nueva historia en la que opto por viajar por motivos personales oscuros hasta Bellarcadia, un lugar idílico custodiado por un héroe que vela por la seguridad de los civiles. Por desgracia, las...