12. Un soplo en el corazón

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Luego de su encuentro nocturno, Leon y Janina sólo habían hablado por teléfono o intercambiado uno que otro mensaje; seguían sin involucrar las preguntas personales en sus cortas conversaciones y se concentraban en su vida diaria y las actividades que hacían normalmente ya que, ambos consideraban que aquellos temas eran mejor tratarse frente a frente.

El humor y la salud de Janina habían mejorado un poco en esos últimos días aunque; su idea de si avanzaba más de la cuenta con Leon y él terminaría por cansarse parecía estar tallada en su cerebro. Sin embargo, no podía evitar sentirse tontamente feliz cada que pensaba en él y la forma tan fastidiosa de hacerla reír; pero no quería que su buen humor y estado de ánimo dependieran de un chico que, básicamente, conocía externamente a pesar de que su interior no era nada difícil de adivinar. Leon era un caso excepcional, extraño y curioso al mismo tiempo. A ella le costaba creer que fuera tan humilde y considerado, resultaba meramente único que sus deseos por verla sonreír formaran parte de su lista de actividades prioritarias.

Por su parte, Janina ya se había llevado algunas decepciones con un par de chicos que solo veían por ellos mismos y no les importaba lo que la mujer dijera; Leon, en cambio, parecía estar más interesado en cada fonema pronunciado por ella en lugar de sus propias palabras; y, no solo podía intuirlo, sino verlo pues en esos momentos ambos se encontraban frente a frente sentados en las mismas gradas viejas de la cancha que habían visitado en su última salida.

—Entonces, ¿qué es filología alemana? —preguntó Leon confuso.

Janina rio ligeramente y recargó su mentón sobre su mano.

—Es aquella que estudia la lengua, literatura y cultura de Alemania.

A pesar de que ella ya se lo había explicado en varias ocasiones, Leon aún no lograba entender qué era lo que estudiaba en la universidad, sólo sabía que involucraba mucho tiempo y comprensión para todo aquello.

—Sigue siendo complicado para mí —rio.

—¿Y tú crees que yo comprendo el futbol? Eso es aún más difícil —exclamó con seguridad.

—No lo es —sonrió—, simplemente debes sentirlo y accionar —Leon argumentó.

—No siento nada al ver una pelota —Janina rio entre dientes—, simplemente la pateas y es todo.

Leon negó moviendo su cabeza.

—No es así, la emoción y la euforia se apodera de ti cuando más de 60,000 personas te están viendo en un estadio, la adrenalina de ganar y superar al rival invade tu cuerpo y es por eso que usas todas tus fuerzas para dar lo mejor. Saber manejar el balón con los pies también implica conectar tu mente con el corazón para lograr lo que deseas.

La mirada de Leon brilló al pronunciar esas palabras, hablaba con tanto sentimiento y pasión que incluso a ella se le erizaba la piel con solo escucharlo.

—Suena difícil y algo que yo no soportaría por la presión.

—La presión forma parte de la vida diaria.

—No en la mía —dijo Janina con seriedad.

El entrecejo de Leon se frunció ligeramente y de inmediato creó una conexión con lo que Janina acababa de decir y su misterioso comportamiento cuando estaba con ella. Probablemente no se refería a una presión como la que él vivía sino una que podía llevarla a actuar como lo hacía con él.

—No puedes presionarte —él afirmó y Janina alzó una ceja sin comprender—, o te desconectarás del mundo.

—¿De qué hablas?

¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora