29. Lejos

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La mano derecha de Janina descansaba sobre el lado izquierdo de su pecho, aprisionando un poco de la tela de su blusa formando un puño, unas cuántas lágrimas ya habían resbalado por su rostro y otras aún permanecían en sus ojos esperando a que los párpados las bajasen. A través del enorme vitral del aeropuerto, ella y las demás chicas, novias o esposas de los jugadores, se encontraban observando cómo una parte de la selección alemana abordaba el avión que los llevaría rumbo a Ascona, Suiza y posteriormente a Francia, sede de la Eurocopa 2016.

Janina limpió sus pómulos y mejillas con el dorso de su mano mientras observaba la alta figura de Leon subiendo por la escalera de la aeronave; al igual que los demás, vestía un traje color negro con calzado perfectamente lustrado, su cabello se encontraba acomodado por un lado y una enorme sonrisa se situaba en su rostro. Ella estaba más que feliz de ver a su novio cumplir uno de sus mayores sueños pero no podía evitar sentirse nostálgica y triste por el hecho de no tenerlo durante tantos días; no era que estuviera yendo a la guerra y existiera la posibilidad de no verlo nunca más pero sentía algo parecido a aquello. Y ella no era la única que se encontraba en aquella situación, Alexandra también estaba destrozada y sus ojos azules completamente inundados lo revelaban, su pena era aún mucho más dura pues su hija Lea estaba de por medio, por lo que tenía un enorme compromiso cargando; hasta donde sabía, su familia estaba en otra ciudad y pasaría la mayor parte de los días sola en compañía de la pequeña, ambas, sin duda, necesitaban de Max tanto como respirar.

Increíblemente, Emma también se encontraba allí; Leroy y ella se estaban entendiendo sin ningún compromiso, según lo que le había contado, pero él la había invitado para darle la despedida como si fuera su novia.

—No deberíamos estar haciendo esto —Alexandra se paró justo al lado de Janina secándose las lágrimas con un pañuelo.

Aunque no quisiera aceptarlo, Alexandra tenía razón; las dos estaban haciendo una tormenta en un vaso de agua, los chicos no se habían ido al otro lado del mundo, estaban en el país vecino.

—Lo sé, pero... es algo que no se puede suprimir tan fácil —suspiró despacio—. Si Alemania avanza a los octavos de final, probablemente ya esté libre de la escuela para esas fechas y pueda ir a Francia. Deberías acompañarme —propuso Janina.

—Me gustaría —confesó—, pero no quiero que mis papás o los de Max cuiden de Lea durante muchos días, no sería justo para ellos. Además, Max se infartaría si me ve allá —soltó una risa burlona.

—Ojalá pudieras ir —dijo sinceramente.

Entre lamentaciones y planes de futuros encuentros, Janina se despidió de Alexandra, pretendía hacer lo mismo con Emma pero ella se encontraba entretenida charlando con algunas otras chicas. Salió de la sala de abordaje y buscó su auto entre el estacionamiento, debía manejar de regreso a Gelsenkirchen pues se encontraba en Dortmund, la ciudad que fue utilizaba como punto de reunión para los jugadores de los equipos de Renania del Norte-Westfalia. Le esperaba un camino solitario lleno de pensamientos poco favorables para la nostalgia que sentía en esos momentos.

Luego de 45 minutos conduciendo, llegó a su hogar sin ánimo alguno a pesar de que tenía un montón de deberes por hacer. Encendió su computadora portátil y revisó su correo en donde la enviarían las tareas del día luego de haber faltado a la universidad, resopló al notar la lista de siete tópicos que su profesor de lengua exigía para el día siguiente; justamente a ella le tocaba esa suerte el día que perdía clases. Tenía una cita en el consultorio de su cardiólogo a las 6 pm y todavía debía regresar corriendo a su casa ya que Dennis cumplía años y Valeska le había organizado una cena en familia.

¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora