Janina retiró de inmediato su mano del vaso y miró apenada al chico que mostraba una expresión facial neutra.
—Creo que este es tu café —el chico le pasó el vaso que estaba al lado del que él tomaba.
—Lo siento, no me fijé —pronunció apenada—. Gracias.
El chico parecía examinar su rostro y luego la miró a los ojos, ella comenzó a sentirse intimidada y dio un paso hacia atrás.
—No hay problema —respondió el chico.
Janina asintió.
—Con permiso.
Se retiró del mostrador y regresó a su mesa, sintió que su corazón comenzó a latir un poco más rápido de lo normal luego de sentirse avergonzada y no fijarse cuál vaso tomaba, pero sus palpitaciones parecieron ir en aumento al ver que el chico del café se acercaba hacia ella.
Él le sonrió mientras sostenía el vaso del delito en una de sus manos.
—¿Puedo sentarme? —preguntó tomando una de las sillas de la mesa del respaldo.
Janina parecía aturdida por la impresión o la pena pero la realidad era que comenzaba a sentirse extraña, algo que no sabía cómo describir.
—Sí, claro —accedió.
El chico jaló la silla y se sentó, colocó su vaso y sus manos entrelazadas frente a este.
—Me eres familiar —afirmó directamente, volviendo a examinar su cara.
—¿Yo? —preguntó nerviosa.
—Sí, tú —el chico rio al notar la inquietud de Janina
—No veo de donde —respondió de la misma forma y desvió su mirada.
Ella también lo había visto fijamente y sus nervios no se estaban alterando por haber tomado el vaso de aquel chico, sino porque ya se había percatado de lo atractivo que era y su mirada parecía escarbarle los poros; se sentía vulnerable de tener toda su atención en el rostro y hasta había perdido la sensación del corazón acelerado por concentrarse en el calor que aparecía en sus mejillas.
—¡Del autódromo! —dijo de repente y la hizo dar un respingo en la silla.
Su mente comenzó a trabajar a mil por hora tratando de regresar al día que había asistido con Valeska al autódromo que tanto aborreció; y el chico estaba en lo correcto, él era quien la había ayudado a atrapar el billete y en verdad si él no hubiese mencionado ese episodio, jamás hubiera podido recordar su rostro pues aquello había ocurrido aproximadamente tres meses atrás.
—Eres el chico del billete —dijo a duras penas.
—No —él rio y ella entre cerró los ojos—, tú eres la chica del billete.
Nuevamente, él tenía razón, él era el chico que la había ayudado a recuperar su billete.
—Tengo el presentimiento de que eres algo distraída —él recargó uno de sus codos sobre la mesa y luego colocó la barbilla sobre su mano.
Ella seguía divagando entre sus recuerdos de aquel día pero frunció el entrecejo al escuchar aquella mínima crítica.
—Eso no es cierto —respondió algo molesta.
Él sólo le sonrió y la miró fijamente a los ojos.
—Si no lo fueras ya te habrías dado cuenta de que van dos llamadas que entran a tu teléfono y no lo has volteado ni siquiera a ver.
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¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)
Fanfic"-El corazón no siente, sólo lastima".