22. La cena

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Janina se encontraba con los ojos cerrados recargada sobre el hombro de Leon mientras él tenía su cabeza acomodada en el asiento del avión, sus manos iban entrelazadas y los dos compartían el cansancio de todo el día. Luego de haber disfrutado del tan esperado concierto de David Garrett, se dirigían de regreso al aeropuerto de Düsseldorf en donde tomarían un taxi para volver a Gelsenkirchen.

La mañana del viernes había tenido que comenzar con las actividades normales de los dos, Janina atendió a la universidad mientras que Leon a su entrenamiento con el Schalke 04; en punto de las 3 pm, ambos se encontraban en la cabina de un taxi viajando a Düsseldorf para tomar su avión con destino Berlín. El concierto había durado alrededor de tres horas y media y, en cuanto este terminó, tuvieron que irse directo al aeropuerto de esa misma ciudad para regresar a sus hogares, esa era la principal razón por la cual se encontraban agotados y sólo deseaban descansar un poco.

Cerca de las 2 am, los dos se encontraban ya en Gelsenkirchen pero se dirigían a la casa de Leon, pues recogería su auto para llevar de regreso a Janina.

—Gracias, que pase buena noche —dijo Leon al chofer del taxi en cuanto le pagó la cuota del viaje.

Janina se recargó contra la pared de la puerta de entrada de la casa de Leon, a quien observaba sin dejar de sonreír.

—Te agradezco que me hayas acompañado —citó con un brillo excepcional en sus ojos.

—Lo hago con gusto, hermosa —sonrió y besó rápidamente su nariz.

Ambos entraron a la casa y Janina tomó asiento en el sofá, Leon se dirigió a su habitación para cambiar su ropa y luego llevarla a su hogar. Él reapareció en la sala con una chamarra y pantalones diferentes a los que llevaba antes, sonrió al encontrarse con su novia acostada sobre el gran sillón y tomó unos cuántos minutos para sentarse a su lado.

—¿Y si me quedo a dormir? —sugirió Janina con una sonrisa traviesa en su rostro.

Leon negó moviendo su cabeza pero rio al mismo tiempo.

—No, mi amor.

Janina se acomodó en el sofá y se subió sobre las piernas de Leon pasando los brazos por detrás de su cuello.

—¿Por qué no? —mordió su labio inferior suavemente—, ¿qué no recuerdas que le dijimos a mis papás que nos quedaríamos en un hotel de Berlín? Qué más da que pasemos la noche aquí en tu casa —afirmó.

Evitando caer en la tentación, Leon bajó a Janina de su regazo y se puso de pie.

—Porque si te quedas aquí, lo que menos haremos será descansar.

La mirada que Leon le lanzó a Janina la hizo sonrojarse pero rio como una pequeña pues no hizo caso a lo que su novio le pedía, se puso de puntas para alcanzar sus labios y él no pudo hacer otra cosa que no fuera ceder ante su fácil chantaje de los besos. Sin decir más, los dos se dirigieron a su habitación y cerraron la puerta para que sólo ellos se dieran cuenta de lo que allí adentro iba a ocurrir.


—¿Cómo que pasaste la noche en la casa de Leon? —las cejas de Emma se alzaron ante la sorpresa que su amiga acaba de decirle.

—¿Qué tiene de malo? —rio Janina entre dientes—. No hicimos nada que no hubiéramos hecho antes.

—Iugh, no me interesa saber qué hicieron —dijo Emma con una cara de asco—, me refiero a que les mentiste a tus papás, jamás pensé que lo harías con algo como eso.

Janina terminó de cepillar su cabello y tomó un broche que tenía frente a ella para juntar algunos mechones en una media coleta.

—Cuando les dije que nos quedaríamos en un hotel de Berlín en habitaciones separadas, obviamente estaba mintiendo, Emma. Además, Leon insistía en traerme pero yo quería quedarme con él.

¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora