21. El corazón no miente, sólo lastima

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La puerta de la casa de los Kiefer se cerró de golpe haciendo que los vitrales de esta se estremecieran. El entrecejo de Janina parecía no poder juntarse más de lo que ya estaba debido al mal humor que todo su semblante emanaba; sin importarle el desorden que provocaría, aventó su mochila a un lado tumbando un florero minimalista de cristal lo que provocó que una de las empleadas de su casa saliera corriendo de la cocina para ver qué es lo que pasaba.

—Nina, ¿estás bien? —preguntó la mujer temerosa por el acto que acababa de cometer.

Ella no respondió y solo terminó de subir las escaleras con pasos fuertes que parecían desplantes remarcados, entró a su habitación de la misma manera que lo hizo a su casa y comenzó a desvestirse para cambiar su ropa por algo más cómodo. Resopló bruscamente y dejó escapar un grave grito que retuvo contra unas de las prendas que acababa de quitarse, su día iba de mal en peor y no dudaba que fuera a tener un desenlace trágico rompiéndose alguna extremidad con la suerte que se cargaba en esos instantes.

Unos golpes reclamando su nombre del lado del pasillo se escucharon pero Janina ignoró el llamado de Berit, quien parecía alarmada debido al adorno que se había hecho añicos minutos atrás. Los toques de la puerta cesaron pero esta se abrió repentinamente dejando ver a una Valeska furibunda que echaba fuego por sus ojos azules.

—¡Hiciste enojar a Dennis! —espetó casi en las narices de su hermana.

—¡Dennis me hizo enojar a mí! —respondió de la misma forma.

—¡Eres una malagradecida, Janina! ¡Él sólo quería ayudarte! —gritó con coraje.

Sus duras palabras sólo hicieron aumentar el enfado de Janina, provocando que su corazón se acelerara más de la cuenta, sin embargo, no le dio la importancia que se debía y continuó con la acalorada discusión.

—En lugar de arreglar las cosas, ¡el imbécil de tu novio sólo empeoró mi auto! —reclamó con la misma fuerza que Valeska.

Janina ardió nuevamente en coraje al recordar la cantidad de episodios que ya le habían ocurrido durante el día para terminar rematando con el incapaz de Dennis que no servía para nada, ni siquiera para poder encender un coche. Sin embargo; su amargura no se debía sólo a ese incidente, sino que desde temprano había despertado debido a un calambre, lo cual le impidió volver a conciliar el sueño, después por culpa de una compañera, le habían retirado el examen de una materia al contestar el pedido de un bolígrafo provocando, seguramente, que su promedio disminuyera considerablemente en la asignatura; durante el receso, la coordinadora de la carrera había llamado su atención por usar pantalones algo ajustados y no había tenido oportunidad de probar comida alguna y, para concluir el espectacular cuento, la batería de su auto se había descargado por dejar las luces internas encendidas, por lo que llamó a Robert y, tratando de solucionar el pequeño asunto, envió a Dennis para que la socorriera pero él sólo había terminado por descomponer la batería ya que no tenía idea de cómo conectar los cables de corriente a ella.

—¿¡Y entonces por qué no llamaste a tu novio!? —Valeska reprochó.

En cuestión de segundos, Berit entró al cuarto de Janina anunciando que había tenido que llamar a Hannah para que las controlara, sin embargo, ninguna de las dos habían prestado atención a la mujer y continuaron con su pleito verbal.

—¡Porque él sí trabaja y está en un evento de su equipo! —respondió con certeza y a la vez prepotencia—, además, papá fue quien llamó a Dennis y no yo.

—¡Pues déjame decirte que tal vez mi novio no es un futbolista pero él si tiene tiempo para mí!

La discusión comenzaba a tomar un rumbo más personal con aquel comentario de Valeska, los ojos de Janina perdieron la pizca de cordura que aún guardaban y lanzó una nueva acusación hacia ella.

¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora