11. Una enferma del corazón

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Janina no podía calificarse de otra forma que no fuera tonta, impulsiva e irritable. La culpabilidad que sentía por haber juzgado a Leon la estaba carcomiendo y deseaba pedirle perdón, pero no solo eso, sino que él también aceptara sus disculpas pues no se había comportado de otra forma que no fuera la típica niña mimada con aires de grandeza que creía que todos los hombres la buscaban con indignas intenciones. Y aunque ya hubiesen pasado algunos cuántos días, seguía sintiéndose agobiada por haber tomado una actitud tan negativa e indiferente con él a pesar de haber escuchado su historia.

Luego de que Leon le confesara que se sentía atraído por ella, Janina no había aceptado esa parte de la historia y le había pedido que le dijera cuál fue el verdadero problema por el cual no se había presentado el viernes pasado en su casa; él pareció rendirse en el aspecto de su sincera declaración y le contó acerca de lo ocurrido con su madre, le dijo que tuvo que ir a Bochum para asegurarse de que todo estuviera bien con ella y pasar tiempo con su familia, además, había olvidado su teléfono en casa y no tenía idea de cuál era su número para llamar y avisarle que su cita tendría que posponerse.

Ella sabía lo que era tener una enfermedad a la cual estar atada y tener un tratamiento permanente en donde se incluía la represión de algunos sentimientos o emociones así como la madre de Leon, sin embargo, había sido egoísta y argumentó que ella no tenía tiempo para que un chico se comprometiera con ella y luego la dejara plantada; él sólo había asentido y propuesto regresar a su hogar, Janina había aceptado y el camino se había hecho largo pero sobre todo tenso.

En cuanto llegaron al portón de entrada de la casa; Leon, educadamente, le había pedido disculpas por haberla incomodado durante sus encuentros y se retiró prometiéndole no volver a buscarla. Luego de eso, Janina había sentido un vacío en su pecho que prefirió confundir con su afección del corazón pero no era otra cosa más que remordimiento mezclado con orgullo innecesario, él se había mostrado atento y comprensible, pero ella sólo le había mostrado su lado poco agradable e inmaduro.

Llevaba más de media hora con el teléfono en sus manos y Janina aún no se decidía a si quiera desbloquearlo para llamar a Leon y pedirle una disculpa, tenía miedo de que él la rechazara y no lo iba a culpar si eso ocurría, pues, ella lo había hecho con él en repetidas ocasiones.

Con sus uñas, rasgaba nerviosamente el esmalte de las mismas hasta dejarlas con su color original, no era buena para dar el primer paso y menos con alguien a quien había tratado mal pero sabía que no podía dejar las cosas así y tampoco quería que Leon se quedara con la amarga imagen de ella. Deslizó sus dedos un par de veces y encontró el número entre las llamadas pasadas del historial, arriesgándose a que él ni siquiera le contestara, seleccionó el botón de llamada y llevó el teléfono a su oído.

Luego de que no obtuviera éxito con su intento, bloqueó el teléfono y se tiró a la cama; quería llorar porque Leon también le gustaba y era tan estúpida que había fingido no corresponder a sus sentimientos. Probablemente él ya habría borrado su número y hasta olvidado su nombre, era preferible que fuera así pues ella podría continuar, tal vez con la culpa, pero lo haría y sólo sería un capítulo dramático de su vida.

Janina retomó sus actividades previas a su decisión de llamar a Leon, se concentró en terminar una tarea y luego tomó un baño antes de cenar con su hermana, ya que sus padres tenían una reunión con algunos amigos. Valeska no le dirigió la palabra mientras comían debido a que se encontraba pegada al teléfono texteando con Dennis, al terminar su plato, lo llevó al fregadero y luego subió a su habitación para tomar su violín e ir a la terraza a tocar un poco.

Al salir a la oscura noche, acomodó su instrumento y comenzó mover el arco suavemente, pero antes de que avanzara en su pieza musical, su teléfono vibró detrás en su bolsillo. Dejó el violín a un lado y llevó su mano al aparato, su respiración se entrecortó al ver que Leon devolvía la llamada perdida que le había hecho por la tarde y no estaba preparada mentalmente para contestar, sin embargo, lo hizo.

¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora