19. Charlotte, Luisa, Laura, Leon y Barbara

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—¿No crees que es muy pronto para conocer a tu mamá? —preguntó Janina nerviosa—, Solo llevamos dos semanas juntos.

—Ella se muere por hacerlo —argumentó Leon mientras manejaba—; además ya no hay vuelta atrás, mi amor. Ya casi llegamos.

Leon había sorprendido a Janina el sábado por la mañana para invitarla a su hogar en Bochum, ella había aceptado luego de unos cuántos ruegos de su parte ya que se sentía nerviosa y más luego de que él le había contado lo que su hermana Luisa opinaba sobre ella.

—¿Y si tu hermana dice algo sobre mí? —volvió a preguntar con temor.

—Tranquila, no ocurrirá nada. Ya hablé con Lu y ella también quiere conocerte —sonrió.

—De acuerdo —pronunció Janina no muy convencida.

Él puso una mano sobre el muslo de Janina mientras seguía sosteniendo el volante del auto con la otra, ella se recargó en su hombro y durante los minutos restantes del camino, se besaban fugazmente cada que podían.

Cuando llegaron a la casa de la madre de Leon, él tomó a Janina de la mano para que se sintiera más segura pues podía percibir qué tan nerviosa estaba y lo que menos quería en esos momentos era que ocurriera una tragedia en medio de la felicidad que sentía con ella.

—Si te sientes mal o incómoda, házmelo saber de inmediato —pidió al oído de Janina.

—No te preocupes, estoy bien —sonrió a medias.

Sin embargo, Janina sentía que su respiración no se encontraba en el mejor estado al igual que los latidos de su corazón que eran irregulares, sabía que todo se debía al temor de conocer a la familia de su novio pero no podía sacar de su cabeza la idea de que podía ser rechazada por ellos.

Leon abrió la puerta de la casa con el juego de llaves que tenía y él entró primero sosteniendo la mano de Janina, ella estando por detrás de su alta figura.

—¡Tío! —un pequeño saltó para tratar de alcanzar a Leon, a quien sólo le llegaba debajo de la cadera.

—¡Mamá, ya llegó Leon! —levantó la voz una mujer que salió de un pasillo.

De pronto, la familia de Leon salió del mismo pasillo que la mujer y sonrieron al ver al menor de los Goretzka de vuelta en casa.

—¡Hola! —dijo Leon al ver a toda su familia de nueva cuenta.

Janina observaba la escena en silencio a un costado trasero de él, parecía que Leon era muy querido por los miembros de su familia, que en su mayoría eran mujeres, pues no paraban de besarle las mejillas o abrazarlo con tanta emoción. De pronto, ella sintió nuevamente la mano de su novio en la suya y la hizo dar un paso adelante para que los demás pudieran verla; trataba de respirar lo más normal posible pero parecía que no mejoraría hasta que sus nervios cesaran.

—Quiero presentarles a mi novia —Leon sonrió ampliamente hasta que sus ojos casi se cerraron.

Él le dedicó una mirada de confianza pero ella no podía relajarse pues los ojos de las mujeres estaban fijos en ella.

—Hola —emitió Janina con voz temblorosa—, buenas tardes, soy... Janina Kiefer —articuló con esfuerzo.

Ninguna, de las que parecían ser las hermanas de Leon, hizo movimiento alguno, sino, fue su madre la que se acercó para saludarla.

—Hola, Janina. Es un gusto conocerte —la mujer la abrazó acaloradamente como si se tratara de su propia hija—. Soy Barbara, la mamá de Leon.

¿Cuáles son tus miedos? (Leon Goretzka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora