34.Me caes bien

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Puedo jurar como detrás de esa gran sonrisa que tiene paul se esconde una fuerte carcajada que esta intentando ser contenida. Mis ojos viajan a los de mi padre que con un gesto ya me lo ha dicho todo... Asique con media sonrisa y a paso descuidado subo hasta mi habitacion.

Abro el armario y escojo vestirme como lo haría habitualmente, es decir, nada de pintas callejeras o estilo destroy como lo llamo yo. Vuelvo a pasar el peine repetidas veces hasta deshacer cada nudo y me maquillo sutilmente para bajar a la cocina nuevamente.

Abro la puerta y sonrio sin enseñar los dientes a todos los presentes en la cocina. Mi padre pasa un brazo por mi espalda para después sonreír al señor Frédéric.

- Ahora si es hora de las presentaciones - sonríe mientras nos observa a ambos - Esta es mi preciosa hija Nahiara - me acerca un poco más a el - y estos son Frédéric y Paul su hijo - los señala a lo que yo asiento con la cabeza de forma cortes.

Despues de un desayuno en el que la verdad me he sentido completamente desorientada me levanto de la silla para ir hasta el jardín que se encuentra en la parte de atrás de la casa. Me siento en el cesped como siempre solía hacer de niña y cierro mis ojos.

El crujido de él cesped suena en mis oídos haciendo que abra ligeramente los ojos sin prestar mucha atención a quien esta presente.

- Estoy aburrido de oír hablar de cada uno de sus negocios... - escucho esa voz tan varonil que proviene de mi lado y por unos segundos abro lentamente mis ojos.

- Suele pasar - elevó mis hombros para volver a cerrar mis ojos mientras siento la brisa que acaricia mi rostro.

- porque no salimos un rato? - pregunta a lo que yo abro mis ojos de repente para fruncir mi ceño - es solo salir, no es como si te fuera a violar - termina de decir con una sonrisa.

Salir.. tu y yo? Esto, creo que no estaba en mis planes. Bueno realmente no estaba nada de lo que está ocurriendo pero tengo tantas ganas de desconectar de este infierno que cualquier cosa será mejor que quedarme aquí aguantando estúpidas conversaciones de negocios.

Con un ligero movimiento de cabeza asiento, su mano es tendida hacia mi a lo que yo la miro con desconfianza mientras me observa con una sonrisa.

- Vamos - dice mientras pequeños hilos musicales de risa lo acompañan.

Tomo su mano, áspera, pero segura y me levanto del césped para empezar a caminar a donde se encuentra mi padre y Frédéric. Sus pasos no se dejan de escuchar en todo el camino asique aunque no me giré para observarlo se perfectamente que esta continuando detrás de mis pasos. Toco la puerta de madera para escuchar un simple "adelante".

IzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora