Al día siguiente, Ruby había amanecido con los ojos hinchados de tanto llorar.
Yang: ¿Aun duermes Ruby? Se te hará tarde y el profesor te regañará, si habla así de rápido no me imagino como regañará a su velocidad –se queda pensando.
Blake sólo las miraba de reojo mientras se preparaba.
Ruby: Me duele el estómago... Adelántense... -dice con poca gana.
Yang: ¿Segura? –se acerca a la cucheta- ¿No quieres que me quede contigo?
Ruby: No Yang, gracias...
La rubia la observa preocupada.
Weiss: Yo me quedaré con ella, pueden ir adelantándose.
Blake: Sabes que puedes tener una tardanza por esto, ¿no?
Weiss asiente y deja su cepillo en la mesita para acomodar su colero.
Yang suspira y asiente, aun preocupada. No le gustaba la idea de dejar a Ruby en ese estado.
Blake: Estará bien... -coloca su mano en la espalda de la rubia- Si necesitan ayuda me vendré contigo también.
Yang: Gracias... -le hace una corta sonrisa.
Yang palmea a Ruby sobre las sábanas para despedirse y se marcha con la peli negro. Weiss se apoya en la pared ubicada al costado de la cama, ojeando de vez en cuando el bulto blanco e inmóvil que desprendía un aura de depresión por toda la habitación.
Ruby: No es necesario... que te quedes...
Weiss: ¿Bromeas? No voy a dejarte sola, no quiero volver y que estés colgada de una soga en el techo –dice drásticamente.
Ruby se voltea y asoma un poco la cabeza para ver a su compañera, se veía peor de lo que imaginaba. Sus ojeras destacaban por no haber dormido casi nada y su color gris estaba apagado en aquellos ojos donde sus globos oculares eran acompañados por finos hilos rojos provocados por el llanto.
Ruby: No haré eso... Exagerada... -sonríe un poco.
Weiss se queda observandola triste y se pierde en la mirada de la morena, le dolía ver el cambio brusco que tuvo de ayer a hoy y lo fuerte que debió haber sido lo ocurrido anoche. Si Yang se enteraba seguro iba a dejar sin hijos a Cardin.
Weiss: ¿Quieres leche con chocolate? –indaga intentando colocar su mejor sonrisa, aunque no era tan agradable como la que Ruby solía regalarle siempre.
Ruby: En quince minutos sonará el timbre para entrar al curso...
Weiss: Ya lo sé, pero no pregunté por el curso, sino por una leche con chocolate.
La muchacha de ojos grises suspira y comienza a salir de la cueva lentamente, estirando cada parte de su cuerpo.
Ruby: Primero, iré al baño. Luego iremos a clases –avisa, bajando de la cama.
Weiss: ¿Estás segura...?
Ruby: ¡Claro que sí! –le sonríe de oreja a oreja- Verte sonreír a la fuerza significa que estoy preocupándote de más, no quiero eso –toma su ropa y cepillo de dientes.
Weiss: ¡N-no me estoy preocupando! –exclama cruzada de brazos y con un leve sonrojo en las mejillas.
Ruby se gira con una corta sonrisa para acercar su cuerpo y abrazar el de la ojiazul. Le dio las gracias y salió por la puerta, Weiss sólo se quedó roja mirando por dónde había salido quien la dejó inmóvil, luego comenzó a cambiarse.
Llegaron un poco tarde a clases pero Ruby al menos ya no la delataba tanto su rostro, el cual se veía mejor. En el recreo, las cuatro desayunaron en el comedor mientras charlaban de exámenes, prácticas de batallas y algunos temas de comida que sólo Yang y Ruby sabían discutir. Antes de entrar al curso un pequeño temblor se presentó en todo el lugar, no le prestaron mucha atención hasta que se volvió más fuerte, la alarma comenzó a sonar y un terrible escándalo se propagó por toda la academia; algunos profesores intentaban tomar el control pero los alumnos salían corriendo de las aulas que empezaban a desmoronarse por lo ocurrido.
ESTÁS LEYENDO
La Plaga -Finalizada-
RomanceCuando Remmant comienza a dividirse y parece estar llegando a su fin, parece haber una oportunidad para evitarlo, aunque conlleve sacrificios. Blake y Yang deberán recorrer un camino lleno de dificultades, donde lo más importante será mantener la co...