Años atrás. Un hombre llamado Gepeto, perdió a su esposa durante la guerra entre faunos y humanos, llevándose consigo también, a su hija que venía en camino. La tristeza lo invadió por completo, ninguno de sus amigos cercanos pudo remediar lo que sentía. Sumergido en el dolor, para no decaer, tomó el propósito de crear un robot que le ayudara a llenar ese vacío.
Gepeto era un hombre inteligente, un científico que estuvo muchos años ayudando en la compañía Schnee con el avance de nuevas armas y curas contra distintas enfermedades. Pero abandonó cuando comenzó a sentir que la misma lo utilizaba con fines bélicos.
Cuando logró crear al robot, una pequeña niña que figuraba unos quince años de edad, logró instalarle programas por doquier, pero lo que le daba vida a su creación era el polvo que había guardado de la compañía, uno que utilizaban para darle poder a los objetos. Gepeto lo utilizó en la niña para que pudiese sentir cada cosa que pasaba, él quería que el robot las sintiese en cada parte de su programación, llevándola a comprender las emociones. Casi todas...
-Te llamaré... Penny -dijo Gepeto, pasando un pañuelo por la mejilla del robot.
Sus ojos se prendieron y dieron paso a mirar a su creador, formando una sonrisa luego. Su cabeza tenía muchas emociones mezcladas, era un revuelo. Bajó de la mesa con un pequeño salto y comenzó a caminar, impactada de todo lo que veía.
-Penny, yo seré tu padre -dice orgulloso, acariciando su cabeza. La niña gira el rostro y lo mira sin comprender lo que decía.
-Pero, tú eres mi creador. Yo no puedo tener padre ni madre. Soy un robot -le sonríe.
Gepeto la mira algo decepcionado ¿Había fallado en alguna parte? La apagó y revisó los programas. No había fallas. El hombre estuvo buscando respuestas durante años, pero nunca encontraba el por qué Penny no podía aceptar el hecho de que él era su padre.
Mientras Gepeto trabajaba en su computadora, ya anciano, alguien tocó la puerta.
-Pase... -responde con desgana. Pero la pequeña se adelanta y abre la puerta primero, recibiendo a los visitantes con una sonrisa.
-¡Penny! -exclama alegre una chica de su edad, abrazándola con fuerza. El robot responde de la misma manera.
Gepeto gira el rostro y suspira.
-White... No necesito que vengas todas las mañanas a ver si estoy vivo -se queja intentando ponerse de pie.
-Viejo cascarrabias -dice la mujer, riendo entre dientes. Luego se acerca para pasarle el bastón.
Mientras las dos niñas salían fuera para charlar y divertirse a su manera, White toma asiento con Gepeto, esta le coloca una taza de té en frente.
-¿Cómo sigue Ruby? -toma un sorbo de té.
White baja la mirada y junta las manos, apretando su capa blanca con los dedos.
-No muy bien, parece que suele tener ataques de pánico. No sabemos que pueda ser aún... -responde triste.
-Tu esposo es un estúpido, en vez de juntar tropas para incentivar toda esta mierda, debería viajar a otras ciudades en busca de alguna cura. Información. Jhin hace más que esa basura -se queja.
-Lo sé... -aprieta las manos, sujetando la capa.
-Ha... -suspira- Niña... Deja de buscar sola una cura, estás llevando un peso muy grande en esos pequeños hombros.
En el patio, las niñas se habían sentado para armar un rompecabezas.
-¿Cómo sigues de salud? -pregunta Penny mientras coloca algunas piezas.
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La Plaga -Finalizada-
Storie d'amoreCuando Remmant comienza a dividirse y parece estar llegando a su fin, parece haber una oportunidad para evitarlo, aunque conlleve sacrificios. Blake y Yang deberán recorrer un camino lleno de dificultades, donde lo más importante será mantener la co...