Capítulo 12: Jamas sin ti.

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Blake no supo qué la despertó primero: si el gran trueno que resonó cerca o los gritos de Yang. La peli negro intentó espabilarse lo más rápido posible al ver que su compañera se sujetaba la cabeza pidiendo que el sonido se detuviese, el trueno la había dejado algo sorda y le costaba entender lo que el tigre decía.

Blake: Yang, tranquila cielo, estoy aquí –avisa preocupada colocándole sus manos en los hombros.

Yang: ¡El sonido! –grita aterrada apretando aún más su cabeza.

Un sonido metálico recorría los oídos de la rubia, uno que sólo ella podía escuchar y la torturaba cada segundo que permanecía en ella. Blake comenzó a ponerse algo de ropa para poder atenderla correctamente, la temperatura de Yang había aumentado bastante y unas extrañas líneas negras recorrían casi trasparentes por su columna vertebral.

Yang: Debes atarme... Blake... -pide entre dientes apretando la mandíbula.

Blake: No... no digas eso, no ocurrirá nada –intenta calmarla colocándose frente a ella para colocarle algo de abrigo.

Yang: ¡Por favor! Blake, mi mente se está oscureciendo, siento que no puedo pensar con claridad... por favor... -insiste casi sollozando desesperada.

Blake no podía comprender cómo la persona con la que había compartido un momento bello hace un rato estaba pasando por algo así.

Yang: ¡Blake! –grita llevando sus manos a la cabeza, colocándose en posición fetal y retorciéndose de alguna especie de dolor mezclado con ira.

Cuando Yang agacha la cabeza, Blake siente unos pasos dentro de la cueva, como si alguien hubiese pasado corriendo detrás de ella, al girarse para verificar y ver nada vuelve la vista al tigre para encontrarse detrás de esta a Menma, quién la miraba con un rostro preocupado, sus ojos parecían penetrar los suyos mientras más la miraba, la niña cambia la mirada hacia las cuerdas y la peli negro hace lo mismo, pero esos segundos que le llevó verificar qué era lo que observaba Menma, la figura había desaparecido. Blake no pudo reaccionar ante el ataque de Yang por lo que había visto. La rubia se tiró sobre ella con aquellos ojos rojos brillantes, llevando sus manos directamente al cuello del fauno para apretarlo con fuerza.

Blake: Yang... qué... -titubea tomándola de los brazos para presionarlos. La rubia tenía una fuerza impresionante y la peli negro aún no podía entender qué estaba sucediendo. O no quería aceptar el hecho de que la persona que amaba estuviese ahorcándola con todas su fuerzas.

Yang parecía encarnizada con el cuello de su víctima, Blake sentía que estaba quedándose sin aire, las lágrimas de sus ojos marcaban el dolor y que comenzaba a asfixiarse.

"¿Por qué?" Fue lo único que pasó por su cabeza, luego empezó a darle fuertes patadas en el estómago a la rubia, que provocó, por suerte, que aflojara poco a poco las manos, hasta que el fauno salió habilidosamente entre saltos algo torpes, aún mareada, acariciando la zona que había quedado bastante sensible. Yang se levantó en el aire y volvió a abalanzarse enfurecida sobre la peli negro, quien pudo esquivar el golpe fallido sobre la pared del ser con ojos aterradores.

Blake: Yang... basta... -pide tristemente. Un dolor pasa como agujas en punta por su garganta al hablar.

El tigre estaba empecinado en querer golpearla, sus ojos mostraban un enojo y odio escalofriante que obligaban a Blake a escapar de ella continuamente. Tuvo que salir de la cueva y aun así, Yang rugía por intentar alcanzarla y acabar con ella. El fauno logró esquivar otro golpe, saltando detrás de la rubia para empujarla con fuerza contra un árbol, lo que le dio tiempo para volver a la cueva y tomar la soga, las manos le temblaban. Al girar el rostro se encontró con los ojos de quien buscaba exterminarla, lanzando un fuerte puño hacia su cara, Blake pudo detenerlo con su mano, la cual le quedó ardiendo por el impacto. Yang tenía una fuerza impresionante, la peli negro sólo le restaba esquivar los golpes e irla debilitando lentamente. Una vez fuera de la cueva, tomó un palo y al lograr esquivar uno de los golpes dio un giro de ciento ochenta grados para tomar impulso y golpear con fuerzas las piernas de la rubia, quien dio un gemido de dolor y cayó al suelo al instante, era la única zona que aún tenía debilitada por Jhin. Blake soltó el palo y se tiró en su espalda, tomando sus muñecas para atarlas. Le costó muchísimo, las manos aún le temblaban mucho y Yang se movía desesperada intentando levantarse, rugiendo y gritando algo que se clavaba en la peli negro como si le quemaran los oídos: "Te voy a matar".

Se mantuvo sobre ella durante unos cuantos minutos, hasta que Yang dejó de aplicar fuerza. La lluvia se había detenido pero el cielo se mostraba oscuro. Blake no podía dejar de llorar ni temblar. La garganta aun le dolía y la mano con la que había detenido el puño de la rubia le ardía.

Pasado una hora y más, los ojos de Yang habían comenzado a derramar lágrimas. Ya no se movía de manera violenta ni forzaba las manos para escapar. Blake, un poco más tranquila, comenzó a acariciar la cabeza del tigre con suavidad.

Yang: Debiste dejarme atada cuando te lo pedí antes... -dice triste.

Blake no respondió nada, sólo se limitó a continuar acariciándola. Luego se quitó de encima para colocarse frente a ella y acomodar la cabeza de Yang sobre sus rodillas.

Yang: ¿Qué pasa conmigo...? –indaga en voz baja. La idea de no poder manejar su cuerpo la estaba matando por dentro.

Blake: Ya lo averiguaremos... -responde, tragando algo de saliva al sentir la punzada de dolor por hablar. Su voz salía débil de su boca.

Yang: No Blake... Lo averiguaré sola... -comienza a arrodillarse con algo de dificultad por el dolor de las piernas y las manos atadas- Después de esto, no quiero que me sigas...

Blake se tira sobre el pecho de la rubia y aprieta sus hombros con los dedos.

Blake: No, no Yang... -pide casi sollozando, el cuello le dolía demasiado.

El tigre sentía que todo su mundo se venía abajo por pedir que la peli negro se alejara de ella, pero no iba a poder vivir con el recuerdo de haberla matado.

Yang: Quiero que te vayas a algunas ciudad, luego te buscaré... -comienza a ponerse de pie. Su alma se estaba haciendo trizas.

Blake: ¡No Yang! –la empuja hacia abajo- ¡No me alejes de ti, por favor! ¡No soltaré tus muñecas, te encerraré en algún lugar hasta que vuelvas a hacer tu misma, pero no me pidas que te deje! –suplica. Sus manos habían comenzado a temblar nuevamente. Su garganta casi se prende fuego por gritar de esa manera.

Yang: ¡¡Blake casi te mato!! –grita enojada, su voz de decepción resonó en Blake, haciéndola llorar.

Blake: No eras tú... -la abraza con fuerza entre sollozos- No podré estar esperando como una idiota sabiendo que podría hacer más por la persona que amo... Por favor Yang, prometo que tendré cuidado... No me alejes de ti... Quiero ayudarte... No me aterra morir, me aterra perderte y no haber podido hacer nada por ti... -vuelve a suplicar temblando.

Yang comienza a derramar lágrimas y pasa sus brazos sobre la cabeza de la peli negro para poder abrazarla con fuerza.

Yang: Tonta... El que hagas que te ame así... me dificulta alejarte de mí... -apoya su mejilla en el costado del rostro de Blake, acariciándolo. Las malas sensaciones estaban desapareciendo del alma de la rubia. El abrigo de las palabras con amor por parte de la peli negro, llenaron de calidez su asustado corazón.

Habiendo quedado de acuerdo, volvieron a la cueva para tomar los abrigos y continuaron su camino hacia Ital.

Continuará.

La Plaga -Finalizada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora