Capítulo 4: Luz de luna

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Blake y Yang caminaron durante todo el día hasta llegar al pie de las montañas.

Blake: Si continuamos, mañana podremos llegar hasta tu amigo -dice agitada.

Yang: Está anocheciendo y hace muchísimo frío, lo mejor es buscar un sitio cálido cerca de las montañas y prender una fogata.

Blake: Pero...

Yang: Tranquila, él no se moverá de ahí hasta que lleguemos mañana. Es peligroso viajar de noche -advierte juntando algunas ramas y hojas.

Blake asiente y le ayuda. Un helicóptero pasa no muy lejos de allí en dirección a la ciudad, mientras pasa por ella la peli negro nota algo.

Blake: Están rociando un líquido.

Yang: Mm... Es verdad -entrecierra los ojos para intentar ver mejor-¿Habrá ocurrido un incendio?

Blake: Puede ser.

Yang: Tienes muy buena vista.

Blake: Hm... Es en lo único que me destaco, vista y oído. O correr... -suspira girando la cabeza- ¿En qué te destacas tú?

Yang: Ha... En ser testaruda supongo... -suspira.

Yang se pone seria y comienza a caminar hacia el lugar que le parecía más adecuado para prender la fogata, pero sólo deja las cosas a un lado y se queda mirando el bosque.

Blake: ¿A dónde vas? -indaga al ver que su compañera comienza a caminar en dirección al bosque.

Yang: No es nada... es sólo que, los bosques de noche me traen algo de nostalgia -continúa mirando hacia delante- Mi hermana Ruby era un lobo, por parte de mi padrastro. Cuando mi padre desapareció, mi madre se enamoró de un hombre lobo, que comandó lo que quedaba del pueblo -se acerca a uno de los árboles y posa su mano en el tronco- Pero mi hermana nunca pudo dominar el descontrol de la luna llena... Y mató a mi madre. Estoy segura de que Ruby no abría hecho eso si mi padre no la hubiese amenazado con un arma... Todo pasó tan rápido -cierra el puño y lo aprieta contra el tronco.

Blake: Yang... -se acerca lentamente y coloca una de sus manos sobre la del tigre.

Yang:  Después de ahorcar a mi padre con sus filosos dientes... Ruby intentó matarme -presiona la mandíbula- Tuve que usar un arma de plata en mi propia hermana... 

Blake: No fue tu culpa...

Yang: Nunca ayudé a Ruby cuando mi padre intentaba hacerlo, el sólo verla amarrada me destruía... Me siento muy culpable de no haberla podido ayudar más -se lleva la otra mano al rostro.

Blake: No es así... -se muerde el labio inferior- Intentabas ayudarla a tu manera.

Yang: ¡No es así! ¡Sólo la solté, ni siquiera era consciente de las cosas! -grita golpeando el tronco.

Blake la abraza por detrás y frota lentamente su cabeza en la espalda de la rubia, la cual intenta calmar su enojo al sentir su cuerpo arder. No quería transformarse por algo así.

Yang: Lo siento Blake... -dice más calmada, llevando una de sus manos hasta su cintura, para juntarla con la mano de la pelinegro.

Blake: Tranquila, no necesitas disculparte por algo así. Si necesitas hablar de ello, aquí estoy -dice aún apoyada en la espalda de Yang.

Yang: Luego escapé de casa... Y una gatita frágil chocó conmigo... -dibuja una pequeña sonrisa en su rostro al recordarla.

Blake: ¿Debo alegrarme por recordar que me venían persiguiendo tres soldados armados? -dice irónicamente sonriendo.

La Plaga -Finalizada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora