La lluvia había empezado a caer fuerte. Blake estaba reposando su cabeza en el pecho de la rubia y esta, pasaba sus dedos detrás de las orejas de la peli negro –las de gato- masajeándolas.
Yang: ¿Estas ronroneando? –sonríe.
Blake sale de su trance relajante y se sonroja completamente.
Blake: ¿Q-qué? –se separa un poco.
Yang: Habías estado ronroneando –le sonríe con picardía.
Blake: No es... cierto –agacha la cabeza para esconder su rubor.
Yang lleva sus dedos nuevamente al mismo sitio y la peli negro no puede evitar volver a ronronear.
Blake: P-para... -pide sonrojada.
Yang: ¿Te molesta? –acerca sus labios al lugar donde masajeaba para morder una de ellas y lamerla. La peli negro responde con un gemido, llevándose las manos a la boca.
Blake: T-tonta... estás... haciéndome sentir rara otra vez...
Yang: ¿Rara? ¿Por qué? –susurra en su oreja, su mano izquierda estaba concentrada en masajear la zona auditiva donde el fauno reflejaba placer, moviendo los dedos con suavidad de arriba abajo y apretando la punta de esta, que tuviese pelo allí le parecía demasiado tentativo a Yang, hasta comenzaba a pensar que morder la oreja de un gato y que le ocasionase placer podía convertirse en lo más raro que su cuerpo ha experimentado. Su mano derecha había bajado hasta uno de sus pechos, al cual comenzó a masajear y apretar con sumo cuidado.
Blake: Y-yan... -sin poder terminar de pronunciar el nombre, comienza a dejar salir algunos gemidos cortos, que luego fueron interrumpidos por los besos llenos de pasión de la rubia.
Sus lenguas estaban entrelazadas nuevamente, a Yang le gustaba usar la punta de la suya y acariciar por encima la de su amante. Blake había comenzado a abrir sus piernas poco a poco, el placer estaba ocupando gran parte de su zona íntima, a lo que la rubia nota al ver que los fluidos desbordaban de la ropa interior de la peli negro, mojando la misma.
Yang: ¿Sientes incómodo aquí? –pregunta con la respiración acelerada por tanto besarla, mientras bajaba más su mano derecha para presionar un punto especial en la intimidad de Blake, que provocó un gemido más fuerte que los anteriores.
Blake: Ha... Yang... Nunca me he sentido así... estoy... algo asustada... -cierra las piernas tras haber sentido semejante placer, las mismas le temblaban y su respiración estaba tan acelerada como la del tigre.
Yang: No te asustes –la besa con suavidad, acariciando las piernas del fauno y recostándola sobre los abrigos lentamente- Yo te cuidaré, no haré nada que no te guste, lo prometo. Si algo va mal, sólo debes empujarme –le brinda una sonrisa cálida y acaricia su mejilla.
Blake: ¿Ya... lo has hecho antes? –se lleva una mano al rostro para tapar su sonrojo.
Yang: No... Sólo me he tocado sola –se acomoda a su lado sin dejar de acariciar su mejilla y deja un beso en la misma.
Blake: Rayos... me siento tonta –aprieta la mandíbula- Yo ni siquiera he experimentado eso sola... A pesar de haber leído tantas novelas románticas... yo...
Yang: No te sientas así... A veces es mejor no conocer eso, si bien uno lo realiza por curiosidad, luego termina convirtiéndose en algo solitario... -pasa la yema de sus dedos por las piernas de la peli negro con dulzura.
Blake: Sigue siendo un poco raro... sólo admítelo...
Yang: Tal vez... sólo un poco. Pero el que sea así no te hace menos hermosa y especial para mí –besa su cuello, lo que provoca unos escalofríos en la espalda de la peli negro, aflojando sus piernas- ¿Me dejarás amarte?
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La Plaga -Finalizada-
RomanceCuando Remmant comienza a dividirse y parece estar llegando a su fin, parece haber una oportunidad para evitarlo, aunque conlleve sacrificios. Blake y Yang deberán recorrer un camino lleno de dificultades, donde lo más importante será mantener la co...