LP2: Capítulo 4: No hay retorno.

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Cuando una luz tenue comenzó a entrar a la cueva, Yang entreabrió los ojos, sentía algo pesado su cuerpo pero debía verificar si la herida estaba bien. Movió un poco el abrigo y las ropas que cubrían a Blake y todo se veía bien.

La pelinegro también entreabrió los ojos lentamente para ver lo que ocurría.

Yang: ¿Cómo te sientes? –le susurra.

Blake: Ham...brienta... -da un pequeño bostezo.

Yang: Buen síntoma –sonríe aliviada.

El pequeño panda comenzó a moverse bastante en las piernas del fauno, por lo que la rubia tuvo que retirarlo.

Blake: Debe tener hambre también...

Yang: Volveré a la ciudad para buscar algo –ordena un poco el lugar.

A Blake no le gustaba la idea de que se arriesgara así sin que ella pudiese ayudarla, pero no estaba en condiciones de restringirle nada ahora.

Yang: ¿Quieres que me lleve a la bola de pelos? Es muy inquieto.

Blake: Puedo cuidarlo, no te preocupes –sonríe con algo de debilidad en su rostro.

Yang: Está bien... -observa al panda con atención- No causes problemas cosa gorda, no quiero que Blake se sobre esfuerce –comienza a salir de la cueva.

No quería dejar al fauno con un pequeño animal, temía que se escapara y forzara a Blake a ir por él, pero no podía llevarlo, también corría peligro si se encontraba con algo malo.

Tomó forma de tigre y corrió a la ciudad. En el camino escuchó varios tiros de escopeta a lo lejos, se acercó a revisar de qué se trataba y logró ver a varios soldados de Vale subiendo a un camión cuerpo de animales, sólo frunció el ceño y continuó con la misión de ir a buscar comida. Había tenido que hacer más vueltas que antes pero debía verificar o no iba a quedarse tranquila.

Logró encontrar dos bolsas de arroz, una olla pequeña y varias cajas de remedios, no sabía para qué pero las tomó y guardó en un bolso de varios que ya había visto por las casas, en su mayoría quemados. A lo lejos vio un río muy grande, se puso el cargamento en la espalda y corrió hasta allá. El agua se veía extraña y muchos peces muertos habían quedado varados en la orilla. Sintió un pequeño temblor, que duró segundos y al girar el rostro vio pasar dos grimms ¿Eran grimms? Parecían dos gigantescos gorilas con espinas en la espalda. No pudieron verla o no le prestaron atención, pero sin más qué pensar, Yang volvió a la cueva.

Blake: ¿Segura que no eran grimms?

Yang: No lo sé, no parecían serlo –saca las cajas de remedio para leer si servían.

Blake: Pueden servir... -mira el contenido.

Yang: Ah... -titubea un poco- Lo siento, pensé que como eres fauno...

Blake: Tranquila, dije que sirven, no importa que sean remedios para animales –ríe un poco.

Yang: Ha... Es que me dio vergüenza traer algo así –se rasca la nuca tras algo de nervio.

Blake: No te preocupes, mi organismo lo aceptará.

Yang: Debo ir a buscar agua a algún lado, algo no va bien... -mira hacia fuera.

Blake: ¿Por qué lo dices?

Yang: Hay mucha contaminación en esta zona y ayer me topé con otro extraño animal antes de encontrarte.

Blake: ¿Crees que se deba a los viajes...?

Yang: No lo sé... Es muy probable que ahora todo haya cambiado radicalmente, pero no hemos ido más allá de este bosque.

La Plaga -Finalizada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora