Blake y Yang se encontraban sentadas, resignadas a algo y con la cabeza apoyada en sus brazos, los cuales descansaban sobre la mesa.
Yang: Lo lamento, olvidé tu herida –suspira.
Blake: No te preocupes, también la olvidé –la acompaña con el mismo suspiro.
Habían salido a pillarse pero notó que la herida había comenzado a dolerle al correr. Lo habían olvidado por completo, sus cabezas sólo tenían adrenalina en esos momentos.
Yang: ¿Quieres... otro café?
Blake: Yang... quiero comer algo, moriré –avisa de manera dramática.
Yang: No digas eso, que enserio cocinaré al panda –gira el rostro y lo mira recostado sobre trapos a un lado de la chimenea.
Blake: Claro, eres tan malvada, por eso lo rescataste –dice con sarcasmo, intentando bufarse.
Yang: Ja-ja muy graciosa...
Se quedaron en silencio durante unos segundos, no sabían qué hacer realmente.
Yang: Oye Blake, ¿te molestaría darme más detalles sobre la enfermedad que tuve en la otra línea?
Blake no respondió nada, se quedó en blanco por un momento y luego dejó asomar sus ojos con algo de angustia.
Yang: Sé que es un tema que no te gusta tocar, es lo más seguro –apoya su espalda en el respaldo de la silla y suspira- Pero tengo curiosidad.
Blake: No es un tema para nada agradable Yang...
Yang: Ya lo sé, acabo de decir que sé que no lo es... Pero al menos me gustaría que me cuentes cómo inició o qué pasaba, tal vez me ayude a prevenir cosas.
Blake: No sé por dónde empezar –suspira y vuelve a esconder el rostro entre sus brazos.
Yang: Veamos, ¿cómo me conociste?
Blake: Pues... Primero te vi en un bosque, me perseguían unos soldados de Atlas. Choqué contigo y sólo te quedaste mirándome, parecías perdida o enojada por algo. Pensé que me entregarías, no sabía que eras un licántropo ni nada por el estilo, por lo que te hice frente con la mirada pero sólo pasaste de mí, dejaste que huyera.
Yang: Ya veo, es razonable. No tengo nada en contra de los faunos y detesto el racismo que aplicaban en ellos, sobre todo porque mi familia tenía descendencia animal, por eso vivíamos alejados. Podíamos hacernos pasar por humanos pero nuestra sangre hierve y se transforma con mucha facilidad ante injusticias o malos ratos, perdemos la noción de todo, a veces ni siquiera somos consciente de lo que hacemos, claro que-
Blake: Espera –levanta el rostro- ¿No son conscientes?
Yang: Claro, dependiendo de qué tan fuerte sea la ira acumulada en la parte bestia, perdemos el control.
Blake: ¿Te ha ocurrido alguna vez?
Yang: Mm... Si, dos veces. Tuve conflictos en casa con mi padre aunque escapé al bosque y allí destrocé todo. La segunda vez ataqué a un compañero de colegio –suspira- Me expulsaron y mi madre tuvo que trasladarme, es algo molesto.
Blake: ¿Qué sientes cuando vas perdiendo el control?
Yang: Oye, no me molesta responderte estas preguntas, ¿pero tienes miedo de que pierda el control contigo? –levanta una ceja.
Blake: N-no... -titubea- Sólo necesito saber.
Yang: Ook... Pues, veamos... Al inicio se siente un dolor muy fuerte de cabeza, mis ojos cambian de color y dependiendo de qué tan grande sea la ira, el tono es más rojizo.
ESTÁS LEYENDO
La Plaga -Finalizada-
RomanceCuando Remmant comienza a dividirse y parece estar llegando a su fin, parece haber una oportunidad para evitarlo, aunque conlleve sacrificios. Blake y Yang deberán recorrer un camino lleno de dificultades, donde lo más importante será mantener la co...