Milagrosamente, Blake ya no tenía esos dolores constantes, comenzó a comer debidamente y charlaba mucho con Weiss sobre temas "maternales". Yang se mantenía al margen, cuidaba mucho la cueva y bajaba con la peliblanca en busca de alimentos, no les quedaba de otra que la cacería; aunque también tomaban frutos de los árboles del bosque. Cuando el invierno comenzó a tomar poder sobre el clima, fue cuando la cacería se volvió más complicada; los frutos escaseaban, lo más sencillo de conseguir era agua, gracias a Weiss y sus poderes de hielo. No había agua más pura que esa. Los soldados de Yulian rondaban bastante por la zona, pero la montaña era tan alta que, por el momento, no se les cruzaba el hecho de buscar allí aún. Merodeaban por el bosque y las montañas bajas, el frío invierno ayudó a que esa búsqueda se aplacara un poco. Los infestados también solían rondar por esos lugares, pero tampoco fueron amenaza en la alta guarida de Weiss, fue muy lista al esconderse en una nevada y gigantesca montaña.
Un día, Yang volvía de un recorrido que fue a dar por la montaña y Blake se le acercó rápidamente, su panza estaba ya con un volumen muy lindo que marcaba sus meses de embarazo.
Blake: ¡Yang, ven rápido, uno de los huevos de Weiss está moviéndose! –la jala impaciente.
El tigre la siguió con prisa hasta el nido y sí, uno de ellos estaba moviéndose de un lado a otro, los ojos de Weiss estaban cargados de un brillo intenso por el momento, mirando fijamente a quien intentaba salir. Primero comenzó a quebrarse, pero no parecía querer salir, dejó de moverse y desde dentro, podía escucharse su vocecita. Weiss, por instinto, acercó su mano al huevo y la colocó encima de éste, quitando con cuidado parte del cascarón; el huevo rodó un poco hacia el costado, rompiéndose casi por completo y dejando al descubierto a la pequeña criatura que había salido de él. Llevaba unas pequeñas alas negras en su espalda y su cabello era oscuro con mechitas blancas, sus ojos celestes se posaron sobre los de Weiss, se quedaron mirándose el uno al otro hasta que la peliblanca se acercó más, el pequeño gateó hasta su falda y casi abrazándola por la cintura, se quedó prendido de ella como un pequeño monito. Se notaba que la muchacha de ojos celestes era primeriza en esto de ser madre, ya que parecía asombrada al ver la diferencia entre un bebé humano y uno que acaba de salir de un huevo, se veía más ágil pero a su vez, igual de frágil.
Blake: Es... tan lindo. Mira sus ojos –zarandea al tigre por la emoción.
Yang: Si, si, lo veo –sonríe ante la reacción de su amante- Está muy bonito. Pero... ¿es nena o nene?
Weiss tardó en reaccionar ante la pregunta de Yang, parecía inmersa aún ante el nacimiento de su primer hijo.
Weiss: Ah... Yo... no lo sé –lo observa. Tenía un pequeño miembro masculino, pero las tres ya sabían que Ruby cargaba con una maldición, como su madre.
Yang: Bha, no te preocupes. Cuando vaya creciendo lo notarás, en Ruby fue notándose por cómo iba creciendo físicamente –intenta calmar la situación.
Blake: Pero Yang... ¿Cómo va a colocarle los nombres? ¿Segura que Ruby no tenía algo de pequeña con lo que sus madres podían identificarla?
Yang: Pues... Mi mamá me dijo que Raven fue la que identificó inmediatamente la sexualidad de Ruby, tal vez... -se queda en silencio al ver que Weiss se veía un tanto triste.
Blake bajó la mirada y Yang se acercó lentamente a la peliblanco para acariciar su cabello, podía sentir a kilómetros el dolor de su amiga al estar sola en el nacimiento de su primer bebé.
Yang: Hey... Mira ese pequeño –le sonríe- Es el fruto de mi hermana y la chica que me golpeaba cada dos por tres por darle la contra en varias cosas.
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La Plaga -Finalizada-
RomanceCuando Remmant comienza a dividirse y parece estar llegando a su fin, parece haber una oportunidad para evitarlo, aunque conlleve sacrificios. Blake y Yang deberán recorrer un camino lleno de dificultades, donde lo más importante será mantener la co...