12. Gemelos malvados

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Mia

Cuando entré al salón de química para mi detención. Harris estaba dando las tareas que tendríamos que hacer durante la siguiente hora. De hecho, estaba llegando tarde, pero no me importaba. Ya nada que tenga que ver con Harris me interesa... además, ahora solo tengo cabeza para Stiles, no puedo creer que piense que no creo en él.

―Srta. Anholt, más vale tarde que nunca ―rodé los ojos―. Vas a unirte a Lahey y Argent en el castigo. Van a surtir el armario del conserje.

Suspiré. ―Bien, como sea.

El lado positivo es que me estaba mandando con mis amigos a detención. El lado negativo era que cuando mi intento de padre se enterara de esto me quitaría a Volbee.

Allison, Isaac y yo fuimos por los productos que debíamos de acomodar en el armario del conserje. Podía sentir una gran tensión entre mis dos amigos, aunque no podía descifrar cuál era el motivo de aquella tensión.

Ok, tal vez era porque Allison había atacado a Isaac en el pasado cercano...

Entramos al armario, Isaac traía un coche con cajas, Allison y yo unos paquetes de dios sabrá qué. Creo que es papel. El armario me hacía recordar al del banco, donde habíamos encontrado a Érica. Los tres habíamos visto su cuerpo en ese mismo armario, pero creo que ninguno de ellos se había percatado de que este lugar era casi igual. Cada uno estaba ocupado acomodando lo que tenían.

Isaac miraba hacia la puerta, parecía nervioso.

― ¿Estás bien? ―le preguntó Allison, quien también lo había notado.

―Sí, solo que no me agradan los lugares pequeños ―respondió.

Eso es culpa de su papá, él siempre encerraba a Isaac en una especie de congelador. No estaba encendido, obviamente, pero igual era un lugar muy pequeño para él. Isaac siempre sufrió a causa de su padre... o eso es lo que me ha contado. Me habría gustado ser su amiga en esos tiempos, habría hecho todo lo posible por ayudarlo.

Apoyé mi mano en su hombro en símbolo de conforte y él me sonrió.

Al menos ahora éramos amigos otra vez, ahora sí podía apoyarlo en lo que sea.

― ¿Puedo preguntarte algo? ―preguntó Allison, me sorprendía que ella tratara de hablar con Isaac.

― ¿Tienes que hacerlo? ―respondió Isaac.

El arte de responder con una pregunta.

Allison me miró, yo me encogí de hombros. ―Supongo que no. ―Unos segundos después, volvió a hablar―. Voy a preguntarte de todos modos ―eso llamó la atención de Isaac y dejó de acomodar lo que él tenía. Yo seguí con lo mío, no quería meterme en sus asuntos―. ¿Le contaste a alguien que estaba en la escuela la otra noche?

¿Isaac había visto a Allison el día en que seguimos Boyd y Cora? Se supone que nadie debía saberlo.

― ¿Debería haberlo hecho? ―respondió Isaac, otra vez con una pregunta.

―Me haría muy feliz que no lo hubieras hecho ―respondió Allison, por el rabillo del ojo vi que sonreía levemente.

Saqué unas botellas de jabón de la caja al mismo tiempo que Isaac, él me miró y luego respondió a Allison. ―Sí, bueno, que tú seas feliz no es una gran prioridad para mí, ya que me apuñalaste veinte veces con cuchillos.

―En realidad eran dagas chinas ―respondió Allison.

―Kunais, en realidad son kunais ―dije. Ambos me miraron y sonrieron―. ¿Qué? Lo son, en serio.

Siare | EMPE #3 | Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora