Extra 3

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UN DÍA EN LA VIDA DE LOBITO

Pensamientos de Lobo en cursiva

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Pensamientos de Lobo en cursiva.

Todos los días Mia salía temprano, muy pocas eran las veces en que ella se demoraba en alistarse. Por suerte, casi nunca se olvidaba de dejarle comida y agua a Lobo antes de salir. Al menos eso pasaba en los días que tenía escuela... pero, cuando era fin de semana, a veces sí se olvidaba. El bello can no siempre estaba satisfecho con el plato de comida que su ama le brindaba, si él pudiera elegir, escogería pollo frito. Es por ello que siempre se lograba escabullir de la casa, para poder buscar pollo, res, cualquier tipo de carne.

Mia no tenía idea de ello y Lobo esperaba que nunca se enterara.

―Sí, no me voy a demorar ―estaba hablando Mia por teléfono―, estoy terminando de alistarme.

Mentira, está echada en su cama leyendo.

―Lydia, ya te dije, no me demoraré ―pasó una página del libro―. ¿Pero para qué? Ya me compraste ropa una vez... no necesito más... porque ya no entra en mi closet... bien, bien, pero no compraré nada.

Para Lobo, Mia parecía cansada, pero, aun así, ella se puso de pie y se fue de la casa. Pero, esta vez se olvidó de rellenar su plato de comida.

¡Sacrilegio!

Lobo se acercó a la puerta y la rascó, pero cuando escuchó el motor de Volbee, dejó de intentar.

Era hora de salir en busca de pollo.

🐾

Media hora después de estar caminando por las calles de Beacon Hills, Lobo había llegado a la comisaría. Donde su gran amigo lo esperaba.

― ¡Alguacil! ¡Lobo ha regresado! ―gritó el nuevo ayudante―. Te hemos guardado KFC.

El sonido de esas tres letras deleitó el paladar de Lobo.

El alguacil salió de su oficina sin sorprenderse de ver al bello animal en la comisaría. Todos ya estaban acostumbrados a que él los fuera a visitar. Por ello lo dejaban entrar. Aunque últimamente siempre había agentes del FBI merodeando y se hacía cada vez más difícil obtener comida.

―Gracias, Parrish ―el alguacil, también conocido como el señor Stilinski, hizo una seña para que Lobo entrase a su oficina―. Vamos, amigo, te hemos guardado Nuggets y tres piezas de pollo.

Te amo.

Moviendo la cola, Lobo ingresó en la oficina del alguacil, donde lo esperaba una caja de KCF con las delicias que le habían guardado.

― ¿Quién era el dueño del can? ―preguntó Parrish cuando entró a dejar unos papeles para el alguacil.

―Mia Anholt ―respondió él―, pero ella no sabe que Lobo viene por comida y no debería enterarse.

Siare | EMPE #3 | Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora