Capítulo 9

390 28 2
                                        

N/A: Muchas gracias a tod@s, sois geniales y espero que no dejeis de poner nunca reviews que tanto me animan, ayudan y gustan =)

A disfrutaaaaaaaar!


.
¿Pero en qué estaba pensando?

Por mucho que mirara esa puerta, no se iba a abrir sola, y si realmente Beckett quisiera que pasara algo, no se hubiera ido sin más.

Quizá para ella sólo era un juego, en el instituto había conocido a muchas chicas que jugaban con chicos así, tentándoles, diciéndoles cosas que querían oír, pero solo era eso, un juego, ni siquiera estaban interesadas, solo les encantaba sentirse deseadas.

Cómo podía siquiera pensar en estar con ella si ni me había confirmado que le gustaran las mujeres, ni siquiera yo estaba segura de eso, hasta hacía unos días, esa idea no había ni pasado por mi cabeza.

Tragué saliva, suspiré intentando tranquilizar a mi cerebro y al resto de mi cuerpo y me fui a mi habitación. Me dejé caer en la cama y me saqué la prótesis, con la idea de dormir un poco más, aunque por supuesto, mi cabeza no estaba dispuesta a desconectar tan rápido.

Me pasé un rato largo, no sé cuanto exactamente, dándole vueltas a todo.

Volvieron a surgir mis inseguridades. ¿Y si Beckett lo hacía porque sentía pena de mí y lo único que quería es que me sintiera deseada por alguien? O simplemente la idea de tener a alguien como yo detrás le hacía gracia y me decía esas cosas para divertirse un poco.

Finalmente mi mente me dio un pequeño respiro, y me dejó descansar hasta que sonó el despertador a las 8 de la mañana.

Abrí los ojos lentamente, apagué la alarma sin aún ver mucho y resoplé.

Me pesaba la cabeza como si estuviera de resaca, tenía la visión bastante nublada por el sueño y mi cuerpo se sentía como un peso muerto.

Me incorporé sentándome en el borde de la cama, alargué la mano para coger la prótesis del suelo y me la puse. Decidí ponerme unos pantalones, ya que Beckett había visto suficiente de mí la noche anterior.

Me levanté y me miré en el espejo, estaba completamente despeinada, mis ojeras parecían dos bolsas de la compra, estaba realmente horrible. Cogí un peine de la mesita de noche y me peiné un poco, al menos estaba un poco más decente y no parecía una loca recién salida del manicomio.

Fui al baño y me mojé la cara para ver si mis ojeras decidían deshincharse un poco.

Me dirigí a la cocina entre bostezos y estiramientos de brazos dispuesta a preparar el desayuno.

Cogí un par de tazas del armario y de golpe me acordé de que Beckett aún no se había levantado. Tuve la idea de acercarme a despertarla, pero antes de que pudiera dar si quiera un paso, la puerta de la habitación contigua a la mía se abrió, dejando paso a una Beckett que, por el contrario que yo, parecía un ángel recién caído del cielo. Por un momento imaginé como debía ser despertarse cada mañana al lado de una mujer como ella y no pude evitar esbozar una sonrisa.

- Buenos días Rose – dijo bostezando y acercándose a la encimera.

- Buenos días Kate, ¿quieres un café? – le ofrecí con la mejor sonrisa que me salió en esos momentos.

- Sí, gracias, creo que voy a necesitar unos cuantos hoy – dijo volviendo a bostezar.

- ¿No has dormido bien? – le pregunté interesada.

- Demasiado bien – dijo levantando una ceja poniendo cara de interesante – pero se me ha hecho corto, las horas pasan volando cuando tu imaginación hace que te lo pases bien en sueños.

Mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora