Capítulo 70 Epílogo

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N/A: Buenas noches querídisimos lectores

Vuestras demandas han sido escuchadas y os traigo el epílogo!

Pongo fin a esta historia sin previsión de continuarla porque como leeréis a continuación, queda bastante cerrada la trama!

Este fue mi primer fic, y es taaaan duro y se me hace tan raro cerrarlo, pero creo que es lo mejor, no quiero rizar más el rizo y quiero darle un final digno si aún estoy a tiempo

Espero que hayáis disfrutado con él tanto como yo al escribirlo y leer vuestras reviews, gracias por acompañarme en esta travesía tan loca, nunca pensé que llegara a tanta gente, os lo agradezco tantísimo!

Espero también que os agrade que el epílogo sea algo más largo que un capítulo normal, no quería alargarme demasiado pero tampoco quería cortarlo todo tanto! Yo he soltado alguna lagrimita al escribirlo, espero provocar alguna emoción en vosotros también!

FrozenGirl51: Muchas gracias por tu review! Y me alegra saber que te he llegado un poco aun que no acostumbres a leer fics así hahaha Y lo de Castle probando otras cosas...realmente lo dudo haaaaaaahahaha No creo que se me diera muy bien escribir algo así! (ff)

Y bueno ahora sí, ya os dejo con el epílogo, estoy hasta nerviosa por saber que os parece, así que espero que me dejéis por última vez en este fic una preciosa review, tanto si las soléis dejar, o si no, os lo pido por favor, como cierre, me encantaría saber vuestras opiniones!

Por última vez...

ENJOY!

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Allí me encontraba yo, dentro de una sala llena de enfermeras, una mano agarraba fuertemente la mía, casi podría decir que notaba mis dedos crujir por la fuerza de su agarre, pero era tan inevitable y comprensible que preferí callarme mi dolor y disfrutar de ese pequeño momento de sufrimiento junto a ella. Su respiración alterada y sus gritos de dolor a cada pocos segundos, conseguían ensordecer a mis oídos, pero estaba ahí, intentando mantener la calma como le había prometido, así que lo único que podía hacer, era seguir las indicaciones de una enfermera que me pidió que ayudara a Kate con las respiraciones, mostrándole cómo podía hacerlo pese a las contracciones tan dolorosas que tenía.

Porque sí, porque Beckett es la persona más tozuda que he conocido jamás, y cuando el médico le preguntó si quería la epidural, ella dijo que no, que quería sentir completamente lo que significaba parir con todos sus momentos, por muy dolorosos que fueran.

Pero en ese momento, tal y como sus ojos irradiaban odio mirándome fijamente, sabía que se arrepentía por completo de su decisión.

- ¡Vamos Kate, sigue así, ya queda poco! – animaba la doctora situada entre las piernas de Beckett.

Y entonces pasó, un último esfuerzo seguido de un rompedor grito saliendo de la garganta de Kate y acto seguido el llanto de un bebé, un llanto que hizo que mi corazón temblara, después de 9 meses, por fin había llegado el momento. Las lágrimas en mis ojos no eran comparables a las que reinaban todo el rostro de Beckett, bien por el terrible ímpetu que había tenido que poner en el parto, o por la emoción de saber que nuestra pequeña por fin había llegado al mundo.

Y ahí, en ese preciso momento en el que las enfermeras entregaban a nuestra pequeña recién lavada en los brazos de Kate, mi mente voló, llena de recuerdos de esos dos últimos años que habían pasado desde nuestra boda, esos preciosos y memorables momentos que nos habían llevado ahí, al instante en que esa pequeña luz de vida que era nuestra hija, lloraba en los brazos de su madre.

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