2 | guerra en el primer dia.

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Ok, Kylie, no olvides como respirar. Inhala, exhala. Mierda. Esto es demasiado humillante para mi.

Aquí me encuentro, vestida con una falda de tubo negra hasta medio muslo, zapatos de tacón bajos y camisa de seda azul con escote no muy pronunciado, un moño perfecto hecho a la fuerza por mamá y un bolso negro en mis manos, de pie frente a las enormes puertas dobles de cristal transparente que indican la entrada al enorme edificio de treinta pisos, sobre la columna de la entrada unas enormes letras rojas que completan el nombre de Corporativos Well, mientras personas cruzan por mi lado ingresando a este.

Me encuentro a punto de entrar al territorio enemigo. A unos metros para tomar el ascensor hasta su oficina en el ultimo piso para que empiece una vez mas la interminable guerra entre Jaxon Well y yo.

Seria tan fácil darme la vuelta y decirle a mamá que no pienso trabajar en el mismo lugar que el, o peor aun, no pienso trabajar para el, pero eso seria tener que darle un sin fin de explicaciones del por qué nos odiamos y se que al final terminaría detrás de mi puto escritorio de todas formas.

Suspiro dándome por vencida, ingreso al edificio y me ahorro las molestias de pasar por recepción. Tomo el elevador con cuatro personas mas vestidos de finos trajes. Luego de un par de pisos, solo quedamos tres en el cubo metálico. El elevador se detiene en el piso 30, salgo de el junto a las demás personas. En este piso se encuentran las oficinas de los jefes de alto rango y por ende sus secretarias que parecen modelos a fuera de cada una de ellas en un pequeño escritorio. Camino directamente por el amplio salón sin mirar a ninguna de ellas.

He venido - por desgracia - otras veces a este lugar y por ende se a la perfección donde está la oficina del estúpido aquel. Me planto frente a esta viendo el que será mi escritorio del lado derecho, este, a diferencia de los otros, es mas amplio, tiene computador con impresora, un bebedor personal y algunos otro instrumentos. Suspiro mirando la hora en mi reloj.

Las 8:10 de la mañana. Sonrío y coloco mis cosas con suma calma en mi escritorio tomándome todo mi tiempo del mundo. Se supone que a las ocho en punto debía presentarme en su oficina, pero decido empezar con buena pata, por ende, entraré media hora tarde, solo para hacerlo enojar como tanto me encanta. A las 8:40 me pongo de pie de mi cómoda silla giratoria acomodando mi falda, sonrío endemoniadamente plantándome frente a la puerta.

Carraspeo intentando borrar mi sonrisa malvada y lo logro. Abro la puerta sin tocar y la empujo encontrandome con el, mi jefe jugando mini golf en su oficina. El escucha el sonido de la puerta y falla en su tiro para mirarme. Muerdo mi lengua para no reírme de el pero es imposible.

- muy gracioso - dice con sarcasmo colocando el palo de golf en una esquina.

- eres tan inútil que ni un simple juego infantil consigues vencer - me cruzo de brazos y sonrío aun mas al ver su cara de enojo.

- llegas cuarenta minutos tarde en tu primer día y encima te burlas de tu jefe, querida, te estas buscando un despido seguro.

Me encojo de hombros sentándome en su silla presidencial y subiendo mis pies en su escritorio con mis brazos debajo de mi cabeza - mira cuanto me importa - veo una bolsa de papas fritas, las tomo y empiezo a comerla sin ninguna delicadeza - eso si, si me despides, quiero mi indemnización por trabajo en un cheque de cinco mil dolares, sumándole lo de la póliza de seguro que vendrían siendo el doble de esa cantidad y ¿que crees? No creo que a tu madrina le haga muy feliz la idea.

Su rostro es épico, veo en su mirada que tiene ganas de tomar el palo de golf y golpearme fuerte con el hasta descargar su rabia.

- largo de mi oficina - dice enojado.

CASADA CON EL ENEMIGO  *{EDITANDO}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora