21 | te extraño

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- ¡Kylie! - sonrío ante el grito eufórico de Peter, él se acerca a mí y me da un abrazo breve para luego mirarme a través de sus gafas del sol - no sabes el gusto que me da ver que ya estas bien, perdón por no ir a verte pero quería que cuando vinieras encontraras el trabajo avanzado.

Sonrío - no te preocupes... ¿qué tal va todo?

Él mira la construcción detrás de nosotros donde los obreros caminan de un lado a otro cargando materiales y bregando con la maquinaria - pues te prometí que en menos de uno o dos  meses podrás vivir ya aquí y según como van las cosas la promesa sigue en pie.

Suelto una risita feliz e inconscientemente acaricio mi vientre plano.

- ¿puedo entrar a dar un vistazo?

El niega de inmediato - no es seguro entrar allí, hay mucho material peligroso por todas partes y no quiero que te caigas o que algún clavo suelto te lastime.

Hago un punchero de tristeza y antes de poder replicar mi teléfono suena, lo busco con mi mano buena en mi bolso y mi corazón empieza a latir con fuerza al ver que es Jaxon quien me llama.

- hola - saludo un poco tímida.

- Ky,  ¿dónde estas?

Me alejo un poco del bullicio de los trabajadores - en nuestra casa.

El suspira - te extraño.

Mi corazón empieza a latir con agresividad contra mis costillas y una sonrisa boba se planta en mi cara.

- pero si nos acabamos de ver hace un par de horas - respondo aun sonriendo.

- no importa, Ky, ¿vienes a la oficina? - me lo imagino haciendo un punchero.

Muerdo mi labio indecisa - no lo se, Jax.

Lo escucho gruñir - enviaré a alguien a recogerte, no te muevas de allí.

Me quedo mirando la pantalla de mi móvil siendo víctima de una extraña pero reconfortante sensación que se apodera de mi pecho ante sus palabras. Me quedo debajo de la sombra de uno de los furgones de materiales de la empresa mirando desde la lejanía el trabajo de mi casa. Los grandes muros de bloques de las primeras paredes les van dando forma a la casa justo y como la diseñé y según lo que me dijo Peter, a partir de mañana vienen las excavadoras para hacer el hueco profundo de la piscina en el patio trasero.

El sonido de un claxon me hace girar hacia la calle, allí me encuentro un Mercedes Benz negro del 2013 con vidrios polarizados. La ventanilla del piloto se baja demostrándome a  un muy sonriente Richald - el mensajero de la empresa - quien se baja del auto y me abre la puerta del copiloto. Le saludo con una pequeña sonrisa e ingreso al auto, el cierra mi puerta y luego se sube en su lugar.

- ¿que tal su brazo, señorita? - me pregunta en falso tono coqueto haciéndome reír.

Miro mi brazo derecho enyesado - ha estado mejor.

- esas son buenas noticias, ¿sabes? El señor Well está muy ansioso por verte - me sonrojo levemente. El me mira por unos segundos y luego se ríe seguro al ver mi cara.

Nos quedamos en un silencio cómodo hasta que el auto se detiene frente al enorme edificio.

- ¿que diablos...?

Miro a toda la prensa, reporteros y fotógrafos parados afuera gritando, en cuando el auto se detiene empiezan a fotografiarnos y a preguntar cosas que por el bullicio no alcanzo a comprender nada.

Miro a Richald asustada - ¿de que va esto?

El se encoge de hombros - han estado toda la semana acosando al señor, seguro quieren saber porque estuviste en el hospital.

CASADA CON EL ENEMIGO  *{EDITANDO}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora