28 | ya vienen.

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Despierto y no veo a Jaxon, pero no me preocupo. Envuelta en las sabanas de seda blanca, salgo del camarote y me acerco al barandilla mirando el mar mientras que el leve balanceo del yate en el agua me relaja bastante y mas si a eso le añadimos la espectacular vista de la luna llena que se refleja en el agua y las hermosas luces de la ciudad en la lejanía.

De solo recordar o tratar de imaginar mi rostro cuando Jaxon me trajo a este lugar diciendo que este espectacular yate de dos pisos era suyo, mi primera reacción fue golpearlo por no haberme dicho nada, pero luego entre corriendo como niña pequeña mirando todo el lugar. Mientras yo exploraba, Jaxon navegaba hasta que quedamos en medio de la nada con el motor apagado. Jaxon regresó conmigo y luego me hizo el amor de manera alucinante, quedé completamente agotada y me dormí muy rápido.

- estas hermosa - sonrío al escuchar la voz de Jaxon, lo miro y el me tiende una copa de vino blanco. La acepto con gusto - por nosotros.

Choco su copa con la mía sonriendo - por nosotros.

Los dos tomamos de nuestras copas y luego sonrío mirándolo. El extiende su mano pidiendo la mía. Se la tiendo y el me guía por las escaleras hasta el segundo piso del Forever, así es como se llama el yate. El suelta mi mano y lo veo desaparecer, me abrazo fuerte a la sabana en mi cuerpo mirando la luna. Siento sus pasos y luego sus brazos rodeando mi cintura.

- gracias por este día tan perfecto - digo en un susurro aferrándome a sus brazos en mi vientre.

- gracias por darme una oportunidad - lo miro a los ojos y el me sonríe para luego besarme lentamente.

- ¡estoy agotada! - grito sosteniendo mis manos de mis rodillas mientras intento llevar el aire a mis pulmones.

- te quejas demasiado - me responde devolviéndose.

Lo miro mal enderezándome - disculpa, si no te has dado cuenta yo estoy a punto de dar a luz, mis pies duelen y están hinchados, mientras que tu estas perfecto y yo como una vaca gorda - estallo haciéndolo reír - lamento si no puedo correr a la misma velocidad que tu.

El me entrega una botella de agua - pero si solo hemos corrido diez metros, ¡ni siquiera hemos salido de la casa!

Miro a mi espalda viendo que tiene razón, aun no hemos salido de la propiedad, pero entiendan, tengo ocho meses y medio de embarazo y para esta altura debería de estar acostada comiendo como cerda con mi bolso preparado para ir de emergencias al hospital y dar a luz. No es como si pudiera darme el lujo de estar aun haciendo ejercicio como Jaxon pretende despertándome todos los días a las seis de la mañana para que corra un poco junto a el antes de irse a trabajar.

Limpio las comisuras de mis labios entregándole la botella - yo me rindo - intento girarme para regresar a casa, pero el me detiene - ¿que?

- ¿y si hacemos algo mas sencillo? - lo miro interesada.

- ¿como que? - me cruzo de brazos sobre mi enorme vientre.

- ven, hagamos estiramientos - me dice sentándose en el pasto del jardín.

Intento sentarme como el pero mi panza no me lo permite. El se ríe - no es gracioso, Jaxon.

Se pone de pie y me sostiene de la cintura ayudándome a sentarme - por supuesto que lo es, con ese tamaño tan pequeño yo que tienes y esa enorme panza pareces una pelotita de futboll.

Lo fulmino con la mirada mientras el se sienta de piernas cruzadas frente a mi - te juro que si no me diera tanto trabajo levantarme te mataría con mis propias manos.

El me sonríe - ¿piensas seguir hablando o vamos a hacer ejercicios?

Ruedo los ojos sacando unas cupcake del bolso que le di - ¿que es lo que tengo que hacer? - le doy un mordisco haciendo que el resople.

CASADA CON EL ENEMIGO  *{EDITANDO}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora