- dime que esto es una broma - murmura el con total fustracion en su voz - ¡de tantas mujeres que existen ¿por que tenia que ser Lorens?! - grita dramaticamente.
Gruño mirandolo con fastidio - creeme que a mi no me hace muy feliz la idea de hacer...
- ¡muevan sus asquerosos traseros, perras, no tengo todo el día para ustedes! - la estridente voz de la guardiana en la puerta nos hace ponernos a todas de pie para empezar a salir del autobús que nos transporta hacia la cárcel que se convertirá en mi hogar durante los próximos diez años - ¡no quiero retrasos, malditas!
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Salgo del autobús detrás de muchas mujeres de distintas edades mas salir detrás de mi. Miro la fachada macabra del lugar y no puedo evitar asustarme. Muros enormes de mas de veinte metros con cables de electricidad sobre esta rodeando todo el plantel con una torre de vigilancia sobresaliendo mas que todo y desde aquí se pueden ver perros rabiosos y un par de guardianas mas. Fuera del plantel hay mucha yerba ceca y mal cuidada de color amarillento y si a eso le sumamos lo gris de los muros, el lugar es algo muy triste.
- ¡no hay tiempo para mirar, Maluca! - me grita la guardiana empujándome hacia adelante haciendo que salga de mis pensamientos - ¡caminen desperdicios de la sociedad, bienvenidas a su castillo, princesas!.
Todas cruzamos las puertas de metal, y en cuanto entro no puedo evitar sentir mas pánico, por dentro todo se ve mas terrorífico, cientos de carceleras merodeando por el lugar con algunos perros de Bulldog y Pitbulls, algunas mujeres con apariencia de asesinas en serie se encuentran caminando mirando atentamente la nueva carnada que somos nosotras.
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Una en especial fija su mirada en mi, es pelirroja de unos treinta y tantos con muchos tatuajes y cicatrices en su rostro que revelan las peleas que seguro ha tenido, ella al parecer le molesta que la mire tan fijamente ya que intenta abalanzarse sobre mi, pero las guardianas. De inmediato mi corazón se agita mas de lo que estaba y me obligo a caminar mas rápido alejándome de ella.
Esto será una mierda.
- ¡por aquí, modélicos, en una fila recta! - entre todas hacemos lo que nos piden cuando llegamos a un pasillo de un metro de ancho donde al lado izquierdo todo es cubierto por vallas - ¡a partir de este momento estas serán sus prendas de diseñador y deberán lavarlo ustedes mismas!
Al llegar mi turno, una guardiana detrás de las vallas me entrega un paquete con lo que supongo es mi uniforme unos zapatos negros y un cepillo de dientes. Lo tomo en manos suspirando y sigo la fila de los demás mientras avanzan por un pasillo largo con olor a mucha humedad. A medida que seguimos caminando, un par de mujeres mas vestidas de oficiales, abren unas puertas grande de metal, los barrotes aparecen en mi campo de visión extendiéndose hasta casi llegar al techo a unos cuarenta metros de altura.
