Caminaba por los filos de un edificio, vigilando a la siguiente chica que será flechada por Cupido, el chico con la que será emparejada estaba frente a ella, no podía fallar. Puse la flecha en mi arco y lo alcé, vi por última vez a la chica y solté la flecha, silbó en el aire antes de que se clavara en su brazo. Obviamente, ella no lo pudo sentir, solo algo que movió en su interior, vio al chico a quien estaba ignorando hace un buen momento y fue hacia él.
Nunca he sentido cómo se siente cuando te impacta una flecha de Cupido. Tampoco es que lo quiera sentir, me gustaba mi vida como Cupido.
Bajé del edificio en el que estaba, volví a caminar por las calles.
Entré a una iglesia cercana a donde yo estaba, había una pareja casándose, los recuerdo. Fue hace como un año cuando los fleché. Me sentí enorgullecida de mí misma. Salí y entré en otra iglesia, pero en vez de ver a una mujer vestida de blanco y un hombre con traje, caras felices y lágrimas de felicidad. En esa iglesia solo hay tristeza en el aire, un ataúd al frente, un sacerdote leyendo algo y lágrimas en los ojos de muchas personas, todas vestidas de negro. Era un funeral.
Sentí que no pertenecía ahí, así que salí, o por lo menos lo intenté. Choqué con una persona, un humano, quien me podía ver.
–Hola de nuevo. –Me dijo cuándo me vio. Sonrió.
–Tengo que salir de aquí. –Dije, no exactamente para él, simplemente lo dije.
–Bien, vámonos.
No pude replicar, ya que me tomó de la mano y tiró de mí hasta la calle.
No sabía exactamente cómo era que me podía ver o tocar. Pero no dije nada hasta que llegamos a un lugar no tan público.
–Es la segunda vez que te veo, es una coincidencia, ya sabes lo que pasa a la tercera vez. –Dijo esbozando una sonrisa. No entendí a lo que se refería. –¿Qué haces aquí?
–Yo... yo no sabía que era un funeral. –Contesté tartamudeando un poco. –¿Tú que haces aquí?
–Era un amigo.
–Lo siento.
–No te preocupes, es lo que a todos llegamos ¿cierto?
Menos yo.
Nos quedamos en un silencio incómodo para mí, pero pude notar que no lo era para él.
No sabía cómo reaccionar junto a él, todo eso era nuevo para mí.
–Me tengo que ir. –Dije señalando detrás de mí, a algún lugar.
Sin esperar respuesta por su parte. Comencé a caminar, alejándome de él y esperando a no volverlo a encontrar.
ESTÁS LEYENDO
El amor de Cupido
Short Story¿Qué pasaría si te dijeran que Cupido en realidad existe, pero no puede ser visto por nadie? Cupido siempre ha creído eso, sin embargo algo o alguien romperá todo eso, todo lo que ha creído hasta ese entonces con un simple "hola" y una mirada a los...