Capítulo 28

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Cupido entró al baño que había en el cuarto de hospital de Abraham, no era la cosa más grande del mundo, pero era cómodo, podía estar en ahí con sus alas. Abrió el caño de lavado y el agua fría comenzó a caer, ese día estaba nublado, ya había comenzado el otoño y el frío se sentía mucho. Luego de lavarse, se giró para tomar un poco de papel y secarse, sin embargo, algo, una sombra, la hizo volverse a girar. 

Su mente no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. 

Una pluma.

Una pluma blanca y pequeña caía lentamente al piso. Cupido la tomó entre sus manos y la vio por un largo rato. Era una de las plumas de sus alas que se había caído. Sus plumas nunca se caían, ni siquiera cuando un fuerte aire pasaba o cuando los niños le tocaban las alas. Nunca.

Decidió esconder antes de que alguien más entre al baño y sobretodo de Abraham, no quería preocuparlo más de lo que ya estaba.

- ¿Está todo bien? -Le preguntó su novio cuando la vio salir.

En esas dos semanas que Abraham había estado internado, Cupido lo acompañó casi siempre, solo se iba cuando sabía que sus padres lo iban a acompañar. Su trabajo como Cupido había disminuído.

- Sí, ¿tú estás bien? -Interrogó ella frunciendo un poco el ceño.

- Sí, ¿por qué no lo estaría? 

- No lo sé,te noto un poco... raro.

- Estoy bien, igual que tú.

Abraham le dio otra sonrisa, más reconfortante para que le creyera.

Él no la quería preocupar, y al igual que Cupido había descubierto una pluma en su cama cuando ella se había puesto de pie para irse. También la había escondido, por supuesto, no quería que ella lo viera porque no pensaba que era algo muy bueno.

Se quedaron conversando por un largo tiempo. Hasta que Savir entró a la habitación.

- Ya me tengo que ir, te veo más tarde. -Dijo Cupido dándole un corto beso en los labios. -Adiós, Savir.

- Adiós. -Contestó este algo despistado.

Cuando ella finalmente se fue de la habitación, Abraham miró a su amigo y frunció el ceño.

- ¿Qué te pasa, Savir? -Preguntó con tono divertido, pero  a la vez estaba preocupado.

- Abraham, descubrí algo. -Dijo él acercándose a su amigo. - Y es sobre Cupido.

- ¿Q-Qué descubriste? -Su diversión se esfumó.

- Tal vez la teoría anterior no estaba tan en lo cierto.


El amor de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora