Capítulo 24

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Una vez que Cupido se fue, Abraham se metió a su habitación a pensar y descansar mentalmente, nunca le había pasado algo igual ya que no tenía que dar explicación sobre su enfermedad y su triste destino a personas tan especiales como Cupido.

Por primera vez, desde que le habían diagnosticado cáncer, se había sentido como era antes: Un chico normal con una vida normal y no esperar simplemente la muerte.

Tan solo le faltaban dos meses, aunque a veces era menos u otras, era más.

Rogó que sean más.

No quería alejarse de esa chica que le había cambiado el modo de ver las cosas, como él había hecho con ella.

Escuchó que tocaron la puerta de su cuarto y lo sacaron de sus pensamientos.

–Pasa. –Dijo con voz alta para que la persona lo pueda escuchar.

El picaporte giró y al instante, el rostro de su madre apareció en su campo vidual.

–Hola, mamá. –Saludó con un susurro, sabía que en ese momento lo iban a preguntar todas las cosas con respecto a su novia.

–Hola, mi amor. –Saludó ella entrando por completo a la habitación, se dio cuenta que no iba sola.

– ¿Como estas, Ab? –Preguntó su papá, cuando entró a la habitación, cerró la puerta.

– ¿Que tal con Ariadna? –Preguntó su madre con tono preocupado. –No entiendo por qué no se lo dijiste.

– Simplemente pensé... –Abraham soltó un suspiro –pensé que no era importante.

– ¿Cómo puedes pensar que el Cáncer no es importante? –Inquirió su madre algo indignada.

– Lo sé, ahora sé lo tonto que fue pensar eso. –El muchacho bajó la mirada por un momento y un rápido pensamiento se le cruzó por la cabeza. –Ustedes no están molestos conmigo o algo por lo que he decidido ¿cierto?

Sus padres intercambiaron una mirada fugaz, pero con esos segundos, intercambiaron todas sus ideas.

Marie y John eran los padres más amorosos y divertidos que Abraham podría desear y algo, muy dentro de él, sentía que él no se los merecía.

–Hijo, escucha –John puso una mano en la espalada de Abraham –somos tus padres, por lo que nos duele si te pasa algo, pero no eres de nuestra propiedad, aunque querramos, pero todos pertenecemos a la vida.

– Abraham, nosotros te amamos mucho, mucho –dijo su madre –y por eso siempre te apoyaremos, en todo lo que decidas.

Holaaa!!

Lamento no haber subido el capítulo ayer, pero de verdad se me complicó.

Bueeeno aquí está y espero que les gusté :D

El amor de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora