Capítulo 8

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Abraham dormía al costado de su perro, Piscis, estaba teniendo un mal sueño en donde él veía como un bosque entero se quemaba, los animales salían corriendo, pero él parecía estar atrapado en algo parecido al fango. Pedía ayuda, sin embargo las casas más cercanas estaban a kilómetros. Abrió los ojos, desesperado. Tenía la respiración entrecortada, pero todo el susto se le fue cuando vio a Ariadna en su habitación.

Pensó que era una imaginación por lo que se froto los ojos y se sentó para verla mejor.

Si era ella.

Era la tercera vez que la veía y esta última, en un extraño modo ya que era casi imposible que ella entre a su habitación lo que le dejaba muchas inquietudes.

Le pidió que se quedara y ella finalmente aceptó.

–Entonces... ¿qué quieres hacer? –Le preguntó Ariadna.

–¿Algunas vez has visitado la ciudad de noche? –Preguntó el muchacho esbozando una sonrisa, una brillante idea se le había pasado por la cabeza.

–Créeme, demasiadas veces. –Contestó ella asintiendo con la cabeza con elegancia.

–Pero apuesto a que no conoces todos los lugares.

–Conozco la ciudad como la palma de mi mano, he vivido mucho tiempo aquí.

–Pues yo he nacido aquí, así que yo gano, vamos.

《Yo no sé si he nacido aquí, pero he vivido más de un siglo aquí》quiso decir Cupido, pero, claramente, se quedó callada y siguió al chico.

Abraham se puso unas zapatillas y un abrigo para cubrirse de la brisa helada que había fuera. Se dirigió a su balcón y miró a Cupido.

–¿Qué esperas, Ariadna? Vamos – La animó este agitando su mano.

Ella vaciló, pero lo siguió, estaban en un quinto piso y le pareció emocionante –y a la vez preocupante –cuando Abraham comenzó a pasar por cada balcón hasta llegar al otro edificio que era de tres pisos.

–Tranquila, solo no mires hacia abajo. –La alentó.

Cupido esbozó una sonrisa y comenzó a moverse con una elegancia entre los balcones hasta llegar al techo del edificio.

–Pareciera como si esas alas fueran de verdad. –Comentó Abraham señalando las alas. –Tómate de ese árbol y baja con cuidado.

Y ese era el inicio de su aventura de esa noche.


El amor de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora