Capítulo 12

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Abraham se había impresionado por la confesión de Cupido, sin embargo no la juzgó. La chica que le gustaba era un ser mitológico que se suponía que tenían que quedarse en historias, libros y museos, pero el verdadero Cupido estaba a su costado. Por un momento pensó que estaba soñando, así que disimuladamente se pellizcó el brazo. Ella seguía ahí.

–Tengo una duda. –Dijo el muchacho girando la cabeza a 90 grados para poder mirar a la muchacha que yacía con los ojos cerrados, los abrió cuando escuchó su voz y el celeste profundo inundó su mirada. – ¿Acaso Cupido no es hombre? Según la mitología griega, Cupido es Eros, hijo de Afrodita, se supone que es hombre.

–Oh claro –Cupido soltó una pequeña risita –no pensarás que hay un solo Cupido para todo el mundo ¿o sí?

– ¿No es como Santa o el conejo de pascua?

Cupido volvió a reír y su risa le gustó tanto a Abraham que la quiso oír de nuevo.

–Hay un consejo de Cupidos. –Dijo ella esbozando una sonrisa.

– ¿Consejo de Cupidos?

–Así es, ahí es donde vas si quieres algunas vacaciones o cambiar de ciudad.

– ¿Ellos son los que te elijen?

–Supongo, solo desperté con alas y un arco y flechas de dos distintos colores.

Abraham se quedó callado mientras se debatía si hacer la pregunta que quería decirle o quedarse callado.

Finalmente, se decidió a hacerla.

– ¿No extrañas a tu familia?

Cupido se quedó en blanco, la había cogido desprevenida, nunca antes le habían preguntado cosa parecida y tampoco sabía qué debería responder.

–No sé quién es mi familia, además han pasado tantos años que ya ni recuerdo de las cosas que he pasado aquí.

–No te preocupes. –Cupido se giró para ver al muchacho, este sonreía de oreja a oreja. –Yo seré tu familia, Cupido.

El amor de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora