14# Arón

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Hoy ya es Navidad, y todos nos encontramos en la cocina preparando la cena.
Me he enterado de que viene mi tía Laia de Londres y mi tío David, que él sí que lo veía ya que nos venía a visitar dos o tres veces al año, y vive en París.

Lo sé... mi familia está repartida por el mundo, eso sin contar a los primos de mis padres ellos sí que ocupan la Tierra, exagero un poco, pero es verdad.

-Mamá pasame la sal- dice Rayan, mamá lo mira con mala cara.

-Tienes manos y patas así que lo coges tú.- dice mi madre fastidiada.

-Madre, empiezo a creer que me odias- dice Rayan fingiendo tristeza.

-No me seas niña hijo, ya tengo bastante con los dramas de tu hermana.- dice mi madre con una sonrisa burlona.

-¡Oye!- me quejo.

-Algún día cuando seáis normales me avisais- dice la abuela batiendo los huevos.

-Madre oye que yo soy normal- todos miramos a Sara por lo que acaba de decir y nos meamos de risa todos.
-¿Qué es lo que os hace tanta gracia?- dice con una mirada fulminante.

-Tú eres de todo, pero de normal no tienes nada- dice papá a lo que ella le tira una cuchara a la cabeza.- ¡Auch!- se queja mi papi.

-Te lo mereces- dice mi tía.

-Ya basta que Laia y David van a estar a punto de llegar- dice el abuelo. Iban a venir juntos porque mi tía Laia fue a París para después venir junto a mi tío David.

Suena la puerta y todos nos miramos con cara de: ¿quién va a abrir la puerta?.
Todos se quedan mirándome y salen corriendo hacia las escaleras para ir a cambiarse de ropa, ya que estábamos cocinando y la ropa pues no es que estuviera muy presentable.

Me quedé con la boca abierta.
-¡Sois unos cobardes!- les grito y me dirijo a abrir la puerta.

Ellos querían lucir bien y a mí que me den ¿no?, esto no se quedará así.

Me miro en el espejo del vestíbulo y estoy presentable así que abro la puerta.

-¡Bella! Cuanto tiempo- dice mi tío David abrazándome.

-Hola te he echado de menos- le digo devolviéndole el abrazo.

-Y yo también cielo, te presento a mi novia Marisa.- dice mi tío.

-Hola- me dice tímida. Era una mujer alta, con los ojos azules y el pelo de color negro, de tez blanca y me parece amable.

-Bienvenida- le digo con una sonrisa, me da dos besos y me sonríe.

-¡Bella, como as crecido cariño!- dice mi tía Laia abrazándome con fuerza. Nos despegamos y me da un gran beso.

-¿Cómo estás?- le digo un poco tímida ya que ni la conozco.

-Muy bien guapa- se me acerca al oído y me dice- Te pareces a mí de joven, no se lo digas a tu madre ni a Sara, pero yo era la más guapa y tú por supuesto lo eres- me dice sonriendo.

-Gracias- le digo meandome de risa internamente, ésta tía me va a caer muy bien.

Detrás de Laia había alguien, cuando mi tía se aparta, deja ver a un chico de más de un metro ochenta y de cabello negro como el carbón, seguro es su hijo ya que se parecen bastante, aunque a mí nunca me habían hablado de que tenga un primo.

-Cielo ésta es tu prima Bella- le dice al chico en frente mío.-Bella éste es mi hijo Arón- me dice y entra a casa.

Arón despega su mirada de su móvil y me mira. Parece estar escaneándome con la mirada, lo cual yo me pongo roja de la vergüenza.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora