29# Fuera de control

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-Por favor para- otro golpe- ¡¡Adam por favor!!- le suplico entre lágrimas, pero él está fuera de control.

Once horas atrás...

-¡Levanta el culo foca!- me despierto de un salto.
Miro a mi alrededor y veo que no es mi habitación.
-Y luego la que no despierta pronto soy yo ¿no?- dice Sofia saliendo del baño de su habitación.

-¿Qué hora es?- pregunto un poco mareada.

-Las ocho- dice secándose el cabello.

-¿Y se puede saber quién coño en su sano juicio despierta a las ocho de la mañana un ¡¡sábado!!- le digo levantando de mal humor.

-Una persona que quiere comprar un vestido para el concierto de hoy- dice mientras sale de la habitación, entro en el cuarto de baño y me doy una refrescante ducha.

Ayer vine a dormir a casa de mi loca amiga para acompañarla de compras y después ir a un concierto de no sé quién. La cuestión es que creo que ésta noche será muy larga.

Al secarme, saco mi cepillo de dientes y me los cepillo muy bien antes de salir, pero antes, miro mi hermoso collar de oro y sonrío sin darme cuenta.
Oficialmente ya soy mayor de edad hace como unas tres semanas más o menos, por esa misma razón mi amiga me lleva con ella y eso no sé si es tan bueno como parece.

Salgo del baño, me peino y dejo que se seque al natural, bajo al comedor y la veo zampar.

-Tienes diez minutos para comer- dice devorando las tostadas.

-Vale- le digo riendo y sirviéndome colacao.- Tengo diez minutos para comer, ¿pero tú tienes cuatro horas para encontrar un vestido?- le digo levantado las cejas.

-Exacto- dice y sale corriendo a su habitación supongo que a vestirse.

Cuando termino mi desayuno y lavo los platos y demás, la sigo.

...

-¿Y este?- le pregunto por décima octava vez.

-No- dice y se da la vuelta.

Llevamos tres horas buscando el maldito vestido de los cojones y aún no ha encontrado el "indicado".

-Tengo hambre, necesito alimentarme- le digo sentándome en un sillón de la tienda número trescientos supongo, perdí la cuenta y creo que también perderé la cabeza como siga así.

-Y yo necesito un vestido para ir al concierto de Manuel Carrasco.- dice mirando otros vestidos.

-¿Y no puedes ponerte uno de los cientos que tienes?- le digo agobiada.

-No.

-Pues te espero en la cafetería de enfrente, tengo mucha hambre.- le digo cogiendo mi bolso.

-Vale- dice concentrada.

-Si ves algo que realmente te guste, me avisas, pero que no sea una falsa alarma como las siete veces anteriores.- le digo y salgo de allí.

Yo puedo pasar tiempo buscando vestidos, pero tres horas y sin descanso es mucho para mí.

Me siento en una terraza y pido un sándwich de atún y una cocacola bien fría.

Veo pasara a Alex  por la acera y le grito, cuando me oye se acerca con una sonrisa.

-Hola preciosa ya mayor de edad, ¿qué se siente al cumplir dieciocho?- dice sentándose enfrente mío después de darme un beso en la mejilla.

-Tú tienes más, eso ya lo deberías de saber- le digo riendo.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora