43# No te importa

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Siento unas ganas horribles de ir al baño y no puedo aguantar más, pero me da miedo gritar y que entre alguno de esos hombres asquerosos que hay frente la puerta.

Adam lleva horas sin aparecer o quizá minutos, he perdido la noción del tiempo. No aguanto más.

-¡¿Hay alguien aquí?!- grito cuando siento que me voy a mear encima en cualquier momento, no aguanto más- ¡Eeeooo! ¡Necesito ayuda!- vuelvo a gritar al no encontrar respuesta.

La puerta se abre y entra un chico moreno.

-¿Qué pasa?- dice levantando las cejas al verme. No me fío de él, no le voy a pedir ir al baño a este individuo.

-¿Dónde está Adam?- pregunto y él frunce el ceño.

-¿Rayo?- pregunta y soy yo quién frunce el ceño ahora.

-No, he dicho Adam- vuelvo a repetir.

-¿Para qué lo quieres?

-Necesito hablar con él, es urgente- miento para que se dé prisa.

-¿Cómo te llamas?- pregunta.

-Bella- digo y sale, espero que le avise porque estoy muy necesitada de un baño.

¿Quién te asegura que Adam es de confiar y no te va a hacer nada?

Mi conciencia hace acto de presencia.

Eso es verdad, pero no puedo confiar en nadie más. O él o nadie.

-¿Bella? ¿Pasa algo?- entra de pronto.

-Quiero ir al baño- contesto sin perder el tiempo- De verdad necesito ir Adam- digo al ver que no se mueve.

-Sí- se acerca con cautela y me ayuda a levantarme. Hago una mueca que él nota de inmediato- ¿Qué te duele?

-Mis muñecas- digo con mucho dolor.

Se gira y me desata.

-¡Dios Bella! ¡¿Porqué coño no me avisaste antes?!- grita y me sobresalto.

-¿Qué pasa?- pregunto asustada.

-Bella tus muñecas- dice y me asusto, intento mover mis manos y no las siento.

-Adam, no siento mis manos- digo con la voz temblorosa.

Me sienta en una silla y se pone enfrente mío de rodillas.
Miro mis muñecas y están moradas y los dedos azules.

-Has dejado que no pase la circulación por tus manos por mucho tiempo, es normal que no las sientas.

-Adam voy a poder mover mis manos ¿verdad?- digo horrorizada, de verdad se veían fatal.

-Sí, Bella- masajea mis manos- Es solo que... dios Bella tendrías que habérmelo dicho.

-Lo sé, pero yo...- me quedo en silencio.

-Eres muy orgullosa Bella- dice y sonrío, me conoce muy bien.

Al sentir mis manos con un poco más de calor, me acuerdo de que tengo que ir al baño.

-Adam tengo que ir al baño- digo haciendo una mueca.

-Claro- se para y me ayuda a levantarme.

Salimos y veo al chico moreno de hace un rato junto a otros dos.
Fijo la mirada al suelo y Adam rodea mis hombros gruñendo por lo bajo.

Después de caminar por un pasillo nos encontramos a Alex saliendo de una de las muchas puertas que hay. Este lugar es colosal, parece un laberinto sacado de una película de terror.
Me mira con odio y pasa por nuestro lado sin decir nada.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora