Mi Prohibición ©

23# La cabaña

Bella:

Me subo encima de su espalda y él me sujeta por el culo, casi le recrimino y le digo que saque sus manos de allí, pero el dolor me impedía hasta mover la boca.
-Serás mentirosa Isabella, de seguro que te gustó que te tocara el culo.

-Eso no es verdad.

Mi subconsciente está loco.

En fin, su aroma a hombre y sus músculos casi me hicieron olvidar el dolor por completo.

-Pero si del dolor ya te olvidaste de él cuando te tocó el culo.

-Habla sola subconsciente, que no te voy a contestar.

-Pues lo estás haciendo.

-Ahhhh.

Aún me siento estúpida por el comentario que hice sobre él y Marina, parecía estar celosa y no lo estaba.

-Que va... para nada...

Aunque me he quedado más tranquila al saber que él la rechazó.

Pero y a mí ¿qué me importa?

-Eso me pregunto yo.

-¡Que te calles!

...

Ahora me encuentro en una cama en la cabaña de los profesores. Estoy sola con la profesora de inglés que está en un extremo de la habitación haciendo no se qué con el portátil.

Aún siento el dolor en mi tobillo, me han dicho que si podía aguantar hasta mañana y les he dicho que sí.
La puerta se abre y aparece Adam con una bandeja de comida.

-Ya se puede ir profesora, me quedo yo con ella.- le dice Adam y ella no pregunta y sale casi corriendo de la habitación.- ¿Qué le has hecho a la pobre profesora?- me dice sonriendo y yo lo fulmino con la mirada.

-Me has mentido- le digo y él me mira confundido.

-¿En qué?

-No te hagas el tonto. Tú sabías el camino y me mentiste, por tu culpa estoy así- le digo señalando mi pie.

-Tienes razón, era una broma que terminó mal. De verdad que lo siento mucho.- me dice y me mira con sus ojos verdes y yo aparto la mirada de inmediato.

-Tus disculpas no me ayudaran a caminar.- le digo mirando por la ventana.

-Lo sé, ya te las pediré cuando no estés tan hormonada y no estés en tus días.- me dice mirándome fijamente.

Espera ¿cómo sabe él que tengo la regla?

-¿Cómo lo sabes?- le digo con las mejillas rojas.

-Porqué antes quisiste pasar a recoger tu neceser antes de ir al baño y también porque llevas una camiseta más larga para evitar que se vea algo si te manchas y es negra- me dice y yo abro la boca.- Lo sé, soy muy... observador. Y ahora tienes que comer y tomarte las pastillas de la anemia y después la del dolor para el tobillo.- me dice y me pone la bandeja en frente.

Como la mitad de la comida y me tomo las pastillas.

-Gracias- le digo y le doy una sonrisa de agradecimiento.- Y... perdón- le digo avergonzada.