41# Planes

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Adam

Llego a casa de Bella y aparco delante para ir a picar, no antes sin llevarle su rosa blanca.

Pico al timbre y no contesta nadie, vuelvo a hacerlo y nada.
¿Se habrá olvidado?
Le llamo al móvil y no contesta.

A lo mejor habrá ido a por algo. Pienso mientras me siento en el banco delante de su casa recordando los últimos días que hemos pasado, han sido los mejor días de mi vida.
He encontrado trabajo en septiembre en un hospital cerca de casa y las cosas con mi princesa no pueden ir mejor. Respiro profundamente y creo que Bella es la mujer de mi vida, en definitiva lo es.

Con ella me siento más poderoso que nadie. Me hace sentir seguro de mí mismo y al mismo tiempo me hace sentir el hombre más inseguro que existe.

Y es que dicen que eso es estar enamorado ¿no?

Sonrío recordando ese día en la playa, en donde le arrancó las extensiones a una chica que no paraba de coquetearme, fue terrible, pero muy gracioso. También recuerdo cuando les dijo a un par de chicas que yo era gay porque supuestamente me miraban demasiado.

Mi Bella es mi luz, es mi todo, y sé que es demasiado tarde como para pensar en un futuro en donde ella no esté, es imposible.

Cuando pasa más de una hora empiezo a desesperarme y ya le he llamado unas cincuenta veces y nada.

Se me ocurre llamar a Sofia y esta contesta de inmediato.

-¿Sí?

-Hola Sofia soy Adam.

-Ya sé quién eres tonto.

-Oye ¿está contigo Bella?- pregunto y creo que he sonado un poco desesperado.

-No ibas a pasar por ella hace... ¿media hora?

-Sí, estoy enfrente de su casa, llevo una hora aquí y no hay nadie en casa.- digo y mi corazón empieza a latir con fuerza.

-Oh dios, ¡entra a casa Adam a lo mejor se ha desmallado por culpa de la anemia!

-¿Anemia?- pregunto confundido

-¡Hay una llave debajo de la tercera planta a la izquierda!

Reacciono a su grito y busco la llave, al encontrarla, abro la puerta rápido y entro.

-¡Bella!- grito mientras camino por la primera planta, no hay nadie- ¡Bella!- subo las escaleras corriendo y registro todas las habitación y baños, nada.

Dios ¿dónde está? Me alegro de no encontrarla desmallada, ¿pero dónde está?

¿Bella tiene anemia? Nunca me dijo nada.

Ahora que lo pienso algunas veces se veía pálida y sin energía, pero siempre la creí cuando me decía que era por estudiar hasta muy tarde o algo parecido.

-¡Adam!- grita Sofia entrando sofocada.

-No está- digo nervioso.

-Ella me dijo que tú pasarías por ella y me fui a casa de Lana- dice angustiada y yo me desespero aún más.

-He pasado por ella y no estaba- digo casi gritando- Y no me contesta las llamadas.

-A mí tampoco- se sienta y yo no paro de dar vueltas- ¿Y si la han secuestrado?- dice llevándose las manos a la boca.

-No- digo seguro- La puerta estaba cerrada con llave cuando entré, eso quiere decir que ha salido por su propio pie- digo pensativo.
-Por cierto ¿desde cuándo tiene anemia?- pregunto preocupado.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora