33# Desaparecido

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Ya han pasado cinco días desde que le entregué mi virginidad a Adam y no sé nada de él, cuando le pregunto a Alex me dice que no lo sabe, cosa muy poco probable ya que vive con él.
No me coge las llamadas y menos me contesta a los mensajes y yo no voy a ir a su casa mientras no me coja las llamadas, aunque parece que he perdido la dignidad hasta allí llego.

Empiezo a tener miedo de que lo único que buscaba era sexo, pero me rehúso a pensar en eso, él era atento, amable y no parecía querer un polvo y ya.

-¡Sánchez!- me sobresalto- ¿Me podría decir usted señorita qué es en lo que está pensando?

-Nn..o- digo tartamudeando, la profesora de química me da bastante miedo a decir verdad.

-Salga a tomar el aire y cuando quiera estudiar de verdad vuelva- dice gritando, me levanto y me dirijo hacia la puerta ante la atenta mirada de todos mis compañeros ¡¡¡Y es que es la primera vez en mi vida que me hechan de clase!!!

Salgo al pasillo y me dirijo a lavarme un poco la cara, ¿qué me pasa?

Entro al lavabo y me quedo mirando mi reflejo y es allí cuando me doy cuenta que se me ha olvidado tomar las pastillas de hierro por eso estoy tan pálida y sin energía alguna.

Salgo y veo a Alex sentado en una silla, voy hacia él para saludarlo, pero al verme se levanta y viene hacia mí.

-Hola- le digo al tenerlo en frente.

-Hola, te he ido a buscar a tu clase y me dijeron que te habían echado ¿te estás volviendo malota?- le doy un golpe en el brazo y ríe.

-¿Y qué querías? Debe ser algo importante si es que me has venido a buscar a clase- le digo sentándome en la misma silla.

-Sí, es verdad, oye ¿no me preguntas por...?

-No, porque no me importa- le digo girando mi cara y viendo las bonitas rosas a través del ventanal.

-Pues te venía a buscar para hacerte cambiar de opinión.

-Pues pierdes el tiempo- intento hacerme la desinteresada pero por dentro me muero por saber algo del idiota, porque nunca ha dejado de serlo, eso seguro.

-Conmigo no te hagas la desinteresada y esúchame bien- asiento y él se sienta enfrente mío, pero en el suelo- Adam lo está pasando fatal.

-Más que yo seguramente que no, así que ¿qué más da?- digo haciéndome la dura, ¿pero qué hago ahora? ¿tengo doble personalidad o qué?

-Tienes que saber el motivo- hace una pausa y lo miro, está con la mano en la barbilla pensando en si debe decirlo o no.

-Pues va dilo- le digo nerviosa.

Me mira y me asusto, su semblante es sombrio. En ese momento miles de ideas empiezan a venir a mi cabeza y me levanto asustada.

¿Y si le ha pasado algo o le han hecho algo malo? ¿Y si lo han secuestrado? No, no, no.... ¿cómo he podido ser tan egoísta y volver a juzgar sin saber otra vez?

-¡Sánchez!- me giro y veo a la vieja de química esperándome delante de clase- ¡Entre ahora mismo antes de que le ponga un merecido parte!

Me giro y ya no veo a Alex, ha desaparecido dejándome con la duda. Entro a clase sin remedio y tengo ganas de gritar por la frustración.

Al terminar la clase salgo corriendo a la cafetería y no está, ¡no está!

Empiezo a dar vueltas por el enorme patio y nada, es allí y cuando me doy cuenta que hay algo que se llama móvil.
Le llamo y no me contesta, este me las va a pagar, maldigo en voz baja y me siento en un banco.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora