21# Número 7

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-Ese tío está para comérselo- dice Tami des de el asiento trasero del autocar.
Sí, autocar. Hoy es jueves y vamos a esa estúpida acampada que han organizado los universitarios para un trabajo que tienen que hacer para aprobar el curso, y a nosotros nos usaban para sus experimentos.

Estaba de un humor de perros y no sé porqué.

-¿Quizás sea porque Adam va a ir y será uno de los monitores que realizará las actividades?
¿O será porque ésta mañana lo as visto besándose con una chica guapísima?

Mi conciencia ya hizo acto de presencia. ¡¡Cállate!!

Hace una semana fui al médico y me dijo que tomara las pastillas, pero en vez de una al día como antes ahora tenía que tomar ¡dos!

Me pongo los auriculares y espero que el gran autocar nos lleve a tres horas del instituto.

Cierro los ojos y veo la imagen de ese imbécil que no me ha dirijido la palabra en todo lo que llevamos de semana y encima se besuquea con una chica ¡mucho mejor que yo!

Un momento... ¡¿Y a mí que mierdas me importa?!

Pongo la canción de Taylor Swift e intento pensar en lo que haré al terminar el bachillerato.

No pienso mucho en la universidad a la que voy a ir ya que tengo una pegada a mi instituto y es más fácil el acceso si has estudiado en ese instituto al que estudio yo, más que nada porque están juntos.

Me gusta mucho el ámbito empresarial. Y creo estudiar administración y gestión de empresas.

-¿Estás dormida?- pregunta Lana a mi lado. Abro los ojos y niego con la cabeza quitándome los auriculares.
-Es que hay un chico que no ha parado de mirarte des de que te has sentado y da las gracias que estás al lado de la ventana y no te ve mucho que si no ya te hubiera comido con la mirada- dice riendo.

Me vuelvo a colocar mis cascos y cierro los ojos, me da igual quién me mire o lo deje de hacer.

Pasan dos horas en las que he estado escuchando música y mirando el paisaje. Nos hemos alejado mucho de la ciudad.

Cierro los ojos y me duermo por el aburrimiento.

-Despierta, ya hemos llegado- dice Sofia despertándome. Me levanto y solo quedamos nosotras y el conductor que nos mira con cara de pocos amigos.

Bajamos del autocar y cogemos nuestra "maleta" si es que se puede decir así ya que nos han prohibido llevar muchas cosas.

Nos ponemos al lado del profesor y escuchamos que dice que nos hagamos cargo de las tiendas y que las montemos.

Media hora más tarde aún estamos intentando meter cada palo por los agujeros de la tienda, mientras que la mayoría ya ha terminado de montar. ¿Lo malo? ¡que se está haciendo de noche! y los profesores pasan de nosotras.

Cansada de los gritos de mis amigas discutiendo sobre cómo montarla me voy a dar una vuelta o sino exploto.

-Bella- escucho una voz familiar y me giro- ¿cómo os va la tienda?- es Alex.

-Hola, la verdad es que bastante mal- le digo sincera.

-Yo ya he terminado hace mucho, ¿queréis que os ayude?- me dice con media sonrisa.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora