35# Presentación

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Bella:

-No ha sido tu culpa mi Bella, pero me harías un enorme favor si nunca volvieras a pensar ni siquiera a imaginar que solo te buscaba para pasar el rato.- lo abrazo y me siento lo peor del mundo.

-Te quiero- le digo al instante en el que lo pienso, como si fuera un impulso, como si esas palabras no tuvieran freno. Siento que se tensa bajo mi tacto y me separo de él, mierda, soy una estúpida, no era buen momento para decir eso, ¡¡por dios estaba en un cementerio!!

El silencio fue sepulcral y yo ya quería caerme allí mismo, estaba haciendo un esfuerzo enorme para no perder el poco conocimiento que me quedaba.

-Bella... yo- dice sacándome de mis pensamientos.

-No digas nada Adam- le digo con una sonrisa o bueno el intento de una- No tienes porqué sentir lo mismo y te entiendo, no te voy a juzgar más y nunca volveré a desconfiar de ti, lo prometo- digo en voz baja, no me extrañaría que no hubiera escuchado nada.

Empiezo a caminar hacia la salida y siento que me caeré en cualquier momento. No sé si me sigue o no, lo único que quiero es salir de ese sitio y arrepentirme por lo que dije, seguramente ahora se estará planteando el porqué me pidió salir.

Me siento en la parada del bus y miro el horario, bien, pasa uno en veinte minutos, cierro los ojos y mis pies me tiemblan, no me extrañaría caerme desmayada por no haber comido nada en horas y menos dormir.

El ruido de un coche me hace abrir los ojos, es él.

-Sube- dice serio.

No veo el motivo por no hacerlo y me subo, sino lo hago pensará que soy una niña malcriada, y eso, no pasará.

-No creí que hubieras venido en coche- le digo sin encontrar nada más que decir.

-Sí, resulta que tenía un coche que estaría bien que utilizara- dice irónico y sonrío, al menos no está tan tenso el ambiente como creía.

Pasamos el trayecto hablando de cosas sin importancia todo el rato, no me di cuenta hasta llegar a su casa.

-¿Porqué venimos aquí?- le digo frunciendo el ceño.

-Es mi casa, y me encantaría pasar la tarde contigo, bueno a no ser que tengas cosas que...

-Claro que sí- le digo saliendo del coche, él no se encontraba bien y yo no voy a ser el motivo para empeorarlo más, sino al contrario, tenía que este a su lado.

Pasamos la tarde viendo películas en el salón y comiendo palomitas y pizza.
Cuando llegó Alex y nos vio en el sofá riendo por una película de humor, se le cayeron la llaves y se quedó con la boca abierta, al rato se unió a nosotros y al fin, pasamos una tarde genial.

Cuando Adam me deja en frente de mi casa y se va, no antes sin darme un buen beso, llego a casa y veo a mis padres.

-¡¡Papis!!- grito y abrazo a mi padre que me responde riendo y luego a mamá.

-Pareces una niña- dice Rayan viendo la tele.

-Es una niña- dice papá- Mi niña.

-Nuestra niña- dice mi madre frunciendo el ceño.

-Sí, nuestra niña- dice papá riendo y yo lo sigo.

-Pues vuestra niña la veo demasiado grandecita si entra a estas horas- dice el idiota de mi hermano, mi padre se fija en el reloj que cuelga de la pared y frunce el ceño, mierda, Rayan me las pagará.

Mi Prohibición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora