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Dylan.

-¿Vendrás con nosotros o no?- preguntó Tony, esperando mi respuesta- En verdad necesito tu ayuda- asentí.

-Pero no tengo nada de ropa- fruncí mi ceño- Necesito pasar por mi casa primero.

-No hace falta, puedo prestarte mi ropa- asentí frustrado, sabiendo que no cambiaría de opinión- ¡Adiós!- abrazó a Eider, Layla y Daemon Junior, chocando su puño con Daemon.

Yo hice exactamente lo mismo, y me monté en el coche algo apretujado  con los niños.

Minutos después se montó Alexia, y nos pusimos en marcha.

Veinte minutos más tarde llegamos a la casa de Alexia y Tony.

Mientras que Tony se encargaba de bajar a los niños, Alexia entró conmigo a la casa.

-Vamos, te enseñaré tu habitación- asentí y seguí a Alexia escaleras arriba- Ahí tienes ropa por estrenar de Tony, las toallas en el baño y cualquier cosa que necesites sólo avisame.

-Gracias, Alexia- susurré avergonzado.

-Gracias a tí por ayudarnos. Ahora con mi embarazo, la mayoría del tiempo me la paso vomitando, y mareada. Casi me es imposible hacerme cargo de la manada- asentí con comprensión.

-No tenéis nada de qué preocuparos, os ayudaré- se acercó a mí y besó mi mejilla.

-Gracias- se giró para marcharse- Nuestra casa es tu casa- dicho eso salió de la habitación.

No tenía nada mejor que hacer, así que me dí una ducha.

Al bajar al salón, los pequeños estaban cenando viendo Garfield.
Reí con ternura ante tal escena.

-¡Dylan!- gritó feliz Abigail- ¿Puedes decirle a mi papá que si puedo beber un poquito más de zumo?- hizo un puchero y asentí sonriendo.

Salí del salón y entré en la cocina.

-Abigail quiere saber si puede beber un poquito más de zumo- Alexia rió tiernamente y fue con el zumo al salón.

-Gracias, tío- dijo Tony, sonriendo- Sin tu ayuda estaría perdido, no sé qué le pasa a Darío últimamente.

-Para eso estamos los amigos, ¿no?- ambos chocamos los puños- ¿Cuánto tiempo me necesitáis?

-Mínimo hasta que el bebé nazca, aunque quizás sea mucho más- asentí de nuevo.

-¿Preparas la cena mientras baño a los niños?- le preguntó Alexia a Tony cuando entró a la cocina para dejar el zumo.

-Sí- dijo Tony besando sus labios.

¿Algún día estaré así?
Al paso que va, creo que eso no sucederá nunca.

-Te ayudo a hacer la cena- le dije a Tony. Cuando me giré hacia él, éste tenía puesto un delantal de lunares- Pero que guapo. Creo que me he enamorado- le lancé un beso al aire y éste me lanzó otro beso, riendo.

-Es que soy irresistible- me guiñó un ojo- Pásame la sal.

Al final tuvimos que hacer una pizza improvisada, gracias a un error mío. Le pasé el azúcar en vez de la sal.

-Oye, lo siento mucho- susurré avergonzado mientras ayudaba a Alexia a lavar los platos, ya que Tony había ido a acostar a los niños.

-¿Por qué?- rió tiernamente- Un fallo lo tiene cualquiera. Además, no es que hayas quemado la casa o haya algún herido- ambos reimos.

-Listo- dijo Tony entrando en la cocina con una gran sonrisa- Puedes irte a dormir si quieres, ya le ayudo yo- asentí y me sequé las manos.

-Buenas noches- me despedí de ellos y salí de la cocina.

-¡Buenas noches!- gritaron ambos.





Escuché un llanto, pero la verdad es que no le dí mucha importancia.
Me dí media vuelta e intenté dormir, pero el llanto se escuchó nuevamente.

Algo extrañado, me levanté de mi cama y salí de la habitación.
Seguí el ruido y llegué a la habitación de Abigail.

-¿Qué te pasa, pequeña?- entré totalmente a oscuras a la habitación y me puse de cuclillas frente a ella.

-Me duele mi barriguita- rompió a llorar de nuevo.

-Espera que aviso a tu mamá, ¿si?- intenté levantarme, pero ella me agarró mi brazo, comenzando a negar.

-No, por favor- lloriqueó- Es que he bebido mucho zumo, pero no quiero que no me dejen beber zumo nunca más- comencé a reír tiernamente.

-Eso no va a pasar, Abi- golpeé suavemente la punta de su nariz- Voy a llamar a tu mamá.

-No, por favor- volvió a insistir- ¿Puedes quedarte conmigo?- susurró y yo fruncí mi ceño.

¿Debía hacerlo?
Tampoco es que fuera a dejarla sola así.

-Déjame un lado- ella asintió enérgicamente y se apartó- Si empeoras llamamos a mamá, ¿si?- volvió a asentir enérgicamente.

Entonces recordé cuando Eider era pequeña y Alexia también, Dameon y Tony le daban pequeños masajes en sus vientres para que se les pasara.

Con cuidado, le levanté un poco la camiseta del pijama y comencé a hacerle masajes en su vientre.

-¿Así se me pasará?- susurró.

-Creo que sí- asintió, y poco a poco fue cerrando sus ojos.

Como Tony me vea, va a matarme.



Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora