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Dylan.

-Estoy cansada de buscar- se quejó como una niña pequeña.

-Bien, tengo una idea mejor- dije tiernamente para intentar animarla- Pero ahora hay que irse a tu casa, tus padres quieren hablar contigo.

-¿Sobre qué quieren hablar?- preguntó con curiosidad. Encendí el motor del coche y la miré por unos instantes.

-Sobre algunas cosas para mañana- apretó mi rodilla a causa de sus nervios- Todo va a salir bien, además, Edgar está más nervioso que tú.

-¿Puedo preguntarte algo?- preguntó avergonzada.

-No- bufé divertido- ¿Qué te pasa, hermosa?

-¿Algún día me marcarás?- jugaba con sus dedos. Si tan sólo supiera lo que tengo preparado.

-Algún día lo haré- contesté con sinceridad- Cuando tú quieras.

-¿Y si quisiera ahora?- preguntó como una niña pequeña.

-Si quisieras ahora te diría que no- chasqueé mi lengua- Hemos llegado- la miré por unos instantes y estaba dolida- No es que no quiera marcarte, dame algo de tiempo, ¿si?- asintió enérgicamente.

Entramos en la casa y los primeros en saludarnos fueron Daemon fregando el suelo con un paño mientras blasfemaba, y Tony haciendo gestos con la escoba como si se la estuviera metiendo por el culo a Daemon.

-¿Pero qué haces?- le preguntó Abigail a su padre- Creo que me he traumatizado.

-Pero que te la meta tu novio en la cocina mientras tu padre se cansa de llamar al timbre y a los teléfonos no te traumatiza- contestó siguiendo a lo suyo con la escoba.

-¡¿Pero que haces?!- chilló Daemon- ¡Voy a matarte!- se levantó del suelo en menos de dos segundos.

-Sh, que soy peligroso con este arma- dijo levantando el palo de la escoba- Ven aquí, desgraciado- Daemon le quitó la escoba y la partió a la mitad- ¡Alexia! ¡Eider!- salió a correr como un niño pequeño. Obviamente Daemon le siguió.

-¿Qué se supone que hacían?- le preguntó a Edgar, quien salió de la cocina sin camiseta y adormilado.

-Han visto en YouTube un experimento de física y lo han imitado- bostezó- Ha explotado en el cuarto de baño, así que mamá se ha enfadado y mientras ella arregla el desastre, los ha mandado a limpiar toda la casa.

-¿Has salido de fiesta?- preguntó Abigail cruzándose de brazos- ¡Has salido de fiesta y no me has llevado!

-Tranquila, gatita- le guiñó un ojo- Daemon J se quedó a dormir y estuvimos hasta tarde jugando a los videojuegos- Abigail asintió enérgicamente- De hecho, ayer había una fiesta, pero tú tenías maratón de los vampiros y sin ti no iba a salir- Abigail se abalanzó sobre éste- Me debes una.

-Sabes que me amas, gatito- dijo ésta besando la mejilla de su hermano y éste gruñó.

-No me llames gatito- bufó molesto- ¡Ah! ¡Abigail! ¡Llévatela para siempre Dylan!- cuando Abigail terminó de morderle la mejilla vi que le había quedado marcado los dientes- Pero serás bestia- comenzó a subir las escaleras.

-¡Espera, Edgar! ¡También quiero jugar a los videojuegos!- chilló saliendo a correr junto a su hermano, entrelazando sus manos- ¿Quieres venir, Dylan?

-No, hermosa- sonreí como idiota- Tengo que terminar las cosas para mañana- asintió enérgicamente y arrastró a su hermano hacia la habitación.

-¡He dicho que me sueltes!- subí las escalera y como siempre esos dos estaban peleándose- ¡Espera a que vaya a por Hades y me lo dices a la cara!

-¡Hades siempre me obedece a mí!- chilló Daemon- ¡A tí te odia!

-¡¿Quién le salvó la vida cuando murió hace tres años, eh?! ¡Que yo sepa fue Alexia!- dramatizó Tony- ¡Me debe sumisión!

-¡Te debe una polla en vinagre!- gritó Daemon. Tony hizo una mueca de asco.

-¿Para que quiero una polla en vinagre?- preguntó confundido y asqueado- Eso para tí.

-¡Eso es una expresión, gilipollas!- contraatacó Daemon. Pasé por el lado como si no existieran- ¡Dylan! ¡Defiéndeme!

-Sí, claro- bufé divertido entrando en el baño donde estaba Alexia. Había un líquido viscoso de color verde- Putos desgraciados.

-He decidido matarlos, Dylan- dijo Alexia suspirando con resignación- ¿Cuál es la mejor forma?

-Tranquila yo lo hago, no te manches las manos de sangre- asintió feliz- Abigail me ha preguntado sobre cuando voy a marcarla, crees que debo esperar.

-¿Qué dice tu corazón? ¿Tu lobo?- asentí resignado- ¡Tony! ¡Daemon! ¡venid a limpiar el puto desastre éste!- ambos vinieron peleándose- Tú y yo vamos a terminar de organizarlo todo.

Salimos del baño con los gritos de ambos. Pasamos por la habitación de Edgar y la curiosidad me mató, así que le hice una seña a Alexia para que se adelantara.

-¡No! ¡No es justo!- gritó Edgar indignado- ¡¿Desde cuando juegas tan bien?!

- Dylan me ha enseñado- dijo con orgullo.

-No es lo único que te ha enseñado- refunfuñó divertido.

-Todos lo sabemos- contraatacó ella- No hace falta que me lo digas, así que deja a mi niño en paz.

-¡Dylan!- chilló Edgar- ¡Ven aquí, hijo de puta! ¡Quiero jugar contra ti!- abrí la puerta con un aire de superioridad- Gatita déjale el mando a tu niño- me senté en el sitio de Abigail y ella se sentó en mi piernas.

-Lo que tú digas, gatito- me entregó el mando- Acaba con él- asentí y besé su cuello.

-¡Qué no me digas gatito!- chilló indignado mientras intentaba hacerle una llave a mi avatar, bueno al de Abigail.

-¿O que? ¿Tienes miedo de que te echen del club de los machotes?- se burló Daemon J.

-Tú ya estás fuera hace mucho, así que cállate- espetó furioso Edgar.

-No te metas con mi tío- refunfuñó Abigail- O te meteré el dedo en el ojo.

-Daemon eres un estúpido- le desafío. Abigail se abalanzó sobre él y comenzó a meterle el dedo en el ojo- ¡Maldita niña hiperactiva! ¡Quítate! ¡Me vas a dejar ciego!

-¡¿Qué es eso de que soy un estúpido?!- chilló indignado Daemon entrando por la puerta con la cara manchada del líquido verde.

-Era a Daemon J- se quejó Edgar mientras se sentaba de nuevo en su sitio.

-Ah- asintió con comprensión y salió de la habitación cerrando la puerta- ¡¿Cómo que llamas estúpido a mi hijo?!- Abrió la puerta- ¡Ven aquí!

-¡No te metas con mi hermano!- chilló Abigail- ¡O la escoba que tenía antes mi padre estará en tu culo!

-Uh que miedo- se burló su abuelo. Abigail salió de la habitación y regresó al poco tiempo con una de las mitades de la escoba- ¡Adiós!- chilló saliendo a correr.

-¡Abrazo en grupo!- chilló Abigail abalanzándose sobre nosotros tres- ¡Sois los mejores!

-¡Eh! ¡Eh! ¡Yo también soy el mejor!- dijo Tony tirándose en plancha.

-¡Y yo!- se unió Daemon.

-¡Nosotras también!- dijeron Silvia y Sophie mientras se tiraban.

-Y yo te amo tanto- susurré en el oído de una Abigail espachurrada por todos estos locos.

-¡No respiro!- gritó Edgar lloriqueando.

Una familia muy especial.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora