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Arriba he dejado la foto del vestido que Abigail utilizará. A medida que vayáis leyendo entenderéis.



Dylan.

Dos años más tarde.
Abigail y Edgar tienen siete años.

-¡Vamos a llegar tarde!- chilló Abigail mientras corría de un lado para otro por toda la casa- ¡¿Y mis flores?! ¡Edgar, dámelas!

-¡Suéltame, Abigail!- escuché el quejido de Edgar- ¡No tengo tus flores!- reí tiernamente mientras ponía la corbata alrededor de mi cuello.

-¡Están aquí, hermosa!- grité a todo pulmón. Escuché como Abigail corría escaleras arriba mientras chillaba feliz.

-¿Puedo pasar?- golpeó la puerta de mi habitación- ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo?

-Sí, sí puedes- Abrió la puerta y se metió dentro- Están ahí- señalé la mesilla.

-Estás muy guapo- susurró avergonzada.

-No más que tú, hermosa- sonreí con ternura. Hice el nudo de la corbata bajo su supervisión.

-¿Puedo hacértelo yo?- preguntó aún más avergonzada mirando mi corbata. Sin quitar la sonrisa que Abigail producía en mi, me acerqué a ella y la cogí en mis brazos.

-Claro, hermosa- besé su frente- ¿Necesitas que te de una pequeña charla teórica?- ella negó repetidas veces.

-Ya he visto como lo has hecho- susurró quitándome el nudo de la corbata. Tony entró a la habitación sin llamar ni nada, y se le veía cabreado.

-¡Alexia, Dylan va a violar a nuestra hija!- suspiré frustrado- ¡Le está obligando a quitarle la corbata! ¡Seguro después vienen los pantalones!

-No, eso te lo dejo a tí- espeté molesto- ¿Quieres vestirte del todo? Vamos a llegar tarde- Sólo estaba con los pantalones del traje- Hermosa, me ahogas.

-¡Perdón! ¡Perdón!- chilló aflojando el nudo de la corbata- Ya- besó mi mejilla e hizo que la bajara- ¡Mamá, he aprendido a hacer un nudo de corbata!- salió corriendo de mi habitación.

-Fíjate, el más pervertido se ha convertido en el más romántico- se burló Tony dándome la espalda para salir. Me apresuré en llagar hasta él y le pegué una hostia en el culo.

-Muy pervertido- susurré divertido y comencé a reír por su cara de horror.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Socorrito, Alexia!- chilló dramatizando. Ella apareció por la puerta con una sonrisa.

-¿Puedes agarrarle el culo cuando estáis dale que te pego?- le pregunté a ella mientras apretaba el culo de Tony- Lo tiene pequeño.

-¡Y muy hermoso y suave que es!- chilló indignado apartando mi mano de un manotazo- ¡como el culito de un bebé!

-Normal- chasqueé mi lengua- Se nota que te lo cuidas con papel higiénico extra suave.

-Cuando Abigail sea más mayor no sé qué va a ser de vosotros- susurró feliz Alexia- Sin duda sois una de las mejores parejas- le sonreí agradecido.

-¡Ya estamos aquí!- gritó Daemon desde abajo- ¡Vámonos que llegamos tarde!

-¡Amor! ¡Amor!- gritó Tony saliendo del cuarto, no sin antes darnos un guiño- ¡Dylan me ha tocado el culo! ¡Yo estaba guardando ese momento para tí! ¡Mátalo!

-¡¿Pero qué haces así todavía?!- gritó éste enfurecido- ¡Te juro que me voy y te dejo aquí!- Alexia y yo bajamos para ver el espectáculo en primera fila.

-¡Pero si ya estoy vestido!- se señaló de arriba abajo- ¡Soy un sexy boy! ¡Tengo que enseñar mis abdominales!

-¡Mira, Tony. Como llegue tarde a mi boda te mato! ¡¿Entiendes?! ¡Vete a vestir!- entró Javier gritando enfurecido. Éste asustado salió a correr para terminar de vestirse- ¿Ya estáis todos arreglados?- asentimos.

-Solo tengo que coger mi móvil- caminé de nuevo a mi habitación. Lo busqué pero no estaba por ningún lado- En el baño- me susurré a mi mismo. Abrí la puerta y escuché el chillido de Abigail.

-¡Dylan! ¡Estoy haciendo pipí! ¡Cierra la puerta!- Cerré la puerta de un portazo y comencé a reír. Estaba adorable, ni siquera llegaba con sus pies al suelo.

Escuché como tiró de la cadena y se lavó las manos. Entonces salió con sus mejillas sonrojadas.

-Es que Sophie se ha metido en nuestro baño y no me dejaba entrar- susurró avergonzada.

-No, hermosa- susurré enternecido- Yo lo siento, debería haber tocado antes de entrar- me agaché y besé su frente- ¿Estás lista para irnos?- asintió enérgicamente- Bien, deja que coja el móvil.

Bajamos nuevamente al salón, pero esta vez tenía a mi hermosa acompañante con su mano entrelazada con la mía.

-Dylan, ¿has visto mis llaves?- preguntó Tony buscando por todo el salón. Escuchamos la risa de Sophie desde el baño.

-¡Sophie!- Ahora sabía que estaba haciendo en el baño. Tony salió a correr hacia el donde ella estaba.

-Esa lobita endemoniada- bufó divertido Daemon- Anda, pero si váis a juego- nos señaló.

-Me gustaría ver a Eider para decir lo mismo de tí- chasqueé mi lengua- Apuesto a que váis igual.

-Maldito desgraciado- bufó molesto- Ni amorosamente puedo meterme con mi hermosa nieta.

-Gracias a la diosa luna que no ha tirado de la cadena- dijo Tony entrando con las llaves sujetas por un extremo- ¡conduce tú!- se las tiró a Daemon.

-¡Qué asco! ¡Eres un guarro!- ambos comenzaron a pelar nuevamente.

Después de lo que parecieron horas, llegamos hasta el bosque, donde Eider y Daemon se habían casado. También Tony y Alexia. Y ahora serían Javier y Layla.

La ceremonia iba a comenzar en diez minutos, o sea que llegamos por los pelos.

-Vamos a ver a la novia, cariño- Alexia quitó a Abigail de mis brazos y también se llevó a Sophie.

-Verás tú la que va a liar Abigail con las flores- refunfuñó divertido Edgar- Vamos a estar comiendo pétalos de rosas durante un año.

-Sí es verdad- dijo Tony haciendo una mueca- Ese demonio es capaz de tirárnoslos a la boca.

-Vamos a sentarnos- cogí sitio en la primera fila. Javier se fue al altar, tropezando por el camino por los nervios y Daemon se fue a por Layla.

Los diez minutos pasaron rápidamente.

-Ay, madre- susurró Edgar aterrado- Ahí viene con los pétalos- Efectivamente, ella venía recorriendo el pasillo improvisado, feliz de la vida mientras tiraba los pétalos.

-Menuda niña- susurró divertida Alexia- Cuando nos hemos dado cuenta, Abigail estaba tirando los pétalos y ya casi no tenía ninguno.

-Sigo pensando que te has llevado a la mejor- susurró Darío con Silvia en sus brazos- Cuidado Edgar, que viene.

-¿Un pétalo?-le susurró Abigail a su hermano. Pese a que éste se negó, ella acabó tirándole un puñado a la cara. Siguió su camino y se quedó con Layla y Javier.

-Abigail- susurró Tony- Abigail vente aquí- ella siguió a lo suyo. Tuve que levantarme de mi asiento e ir a por ella, mientras todos los invitados reían.

-Hermosa, no tires más pétalos- susurré en su oído y no pude evitar reír tiernamente.

-Pero si tengo muchos todavía- refunfuñó- Está bien, tengo otra idea- me senté en el asiento y la senté en mis piernas- Toma pétalos- se los tiró a su hermano, quien se tragó unos cuantos.

-Sí, quiero- escuchamos a Javier.

-Yo también quiero- susurró Abigail confundida- ¿Qué queremos?

-Definitivamente, la mejor- le guiñé un ojo a Darío y este asintió riendo.





Si alguien se pregunta donde está Carlos, paciencia ;)

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