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Dylan.

-No pienso contarte nada- espeté divertido- Nunca te obligué a que me contaras la tuya, así que jódete, cabrón.

-Estúpido- bufó molesto. Abigail vino corriendo hacia nosotros y se sentó en mis piernas.

-¿De qué habláis?- preguntó con la respiración entrecortada.

-No querrás saberlo- dijo John riendo.

-Quiero saber como fue tu primera vez- dijo Javier en tono casual- Dylan no quiere decírmelo, ¿me lo dirás tú?

-Oh, bueno- asentió pensativa- Fue con fresas, nata y chocolate- Eider comenzó a chillar como una niña pequeña y Daemon escupió toda su Coca-Cola.

-¡Esa es mi niña!- gritó Tony corriendo hacia ella. La cogió en brazos y comenzó a darles vueltas.

-No fue así- dije al ver que todos me miraban- De hecho no tengo nada que ver en esto, nunca le he contado lo de las fresas.

-Pero yo sí- dijo Tony orgulloso- Omitiré el hecho de que no me hiciste caso en tocarla hasta los cincuenta, Dylan- bufé molesto- Ni creas que no sabía que cuando he llamado estabais dale que te pego.

-¡¿Pues entonces para que llamas, desgraciado?!- grité indignado.

-Para joder, básicamente- me levanté de la silla.

-¡Te voy a enseñar a no interrumpir mis horas de sexo, gilipollas!- grité saliendo a correr detrás de él.

-¡Espera que me uno!- gritó Daemon siguiéndole.

-¡Y yo!- gritó Eider.

-¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡Ya sois muchos!- gritó Tony desesperado- ¡Una ayudita! ¡Cuchitura, socorrito!- Edgar le puso el pie y cayó al suelo.

-¡A por él!- gritamos todos a la vez y nos tiramos encima de él.

-¡Qué voy!- gritó Abigail tirándose en plancha- ¡Qué fui!- gritó cuando ya estaba encima de nosotros.

-Me voy de la vida- dramatizó Tony sacando su lengua y dejando caer su cabeza a un lado- ¡Eh! ¡Eh! ¡Alguien me está metiendo mano! ¡Como os gusta aprovecharos del pobre desgraciado de Tony!

-¡Abigail! ¡Un tal Chris te llama!- gritó Daemon J desde la cocina.

-¡Oh, es verdad! ¡Se me había olvidado!- chilló como una niña pequeña y salió a correr.

-¿Qué Chris?- me preguntaron Tony y Edgar a la vez.

-Eso mismo digo yo- espeté molesto levantándome del suelo. Caminé blasfemando hasta la cocina y escuché hablar a Abigail.

-No, esta noche no- bufó molesta- Porque hay un maratón de Crónicas Vampíricas- dijo con tono obvio- Pues la verdad sí, pensaba verlo con mi chico- hizo una pausa- Veo mejor la cita romántica mañana.

Un fuerte dolor comenzó a atravesar mi pecho, el aire me faltaba y las lágrimas salían de mis ojos.

-¡Mira Chris que te den tío! ¡Me llamas para que te de consejos sobre Marta y ahora nada te parece bien!- gritó exasperada- Sí quieres hacer la cena esta noche y ella te sustituye por crónicas vampíricas allá tú.

-Joder- susurré aliviado. Estaba tan ocupado en no chillar de la emoción por saber que ella no se ve con otro, que no me di cuenta de que Abigail salía de la cocina.

-¿Qué te pasa?- preguntó preocupada levantando mi mentón- ¡Papá! ¡¿Qué le has hecho?!

-¡Ya estamos! ¡El pobre e inocente Tony tuvo que hacerle algo al hermoso y amoroso de Dylan!- chilló éste indignado.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora