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Dylan.

Su mate mis cojones. Antes lo mato, lo descuartizo y dejo que Hades se coma sus trocitos.

-¿Quién eres, niño?- gruñí molesto.

-Mi nombre es Carlos, no niño- suspiré, intentando calmarme.

-Anda, pero si tenemos aquí a un niño que se cree todo un adulto- espetó burlón Tony mientras se sentaba en la silla contigua- Mierda, que pequeñas son- En otro momento me hubiera reído al verlo en esa posición.

-¿Sabes? Mejor me voy- se levantó y caminó hacia Abigail- Nos vemos, hermosa- besó su mejilla.

-¡Acabas de poner la primera fase de mi fabuloso plan en marcha!- grité furioso mientras intentaba acercarme a él, pero Tony fue más rápido y se interpuso en mi camino.

-¡Ugh, que asco!- chilló mí Abigail limpiándose la mejilla- ¡No me digas hermosa, solo Dylan me dice así!- chilló indignada y cuando se dio cuanta de que lo había gritado, en vez de guardarlo en su mente, tapó su boca avergonzada.

-Lo que tú digas, hermosa- dijo Carlos dándose la vuelta para salir del aula.

-¡Ahora verás!- chilló Abigail- ¡Sólo Dylan me llama así!- saltó sobre la espalada del niñato ese y comenzó a morder su mejilla fuertemente.

-¡Suéltame, maldita estúpida!- chilló el superhombre machote. Rápidamente me acerqué a ellos y cogí a Abigail en mis brazos.

-Tienes tres segundos para desaparecer de aquí o no omitiré el hecho de que has llamado a mate hermosa y estúpida- Él, asustado, sólo necesitó uno.

-A cambio, yo omitiré que has amenazado a un niño pequeño- me regañó la maestra- Ya está todo dicho, el recreo está por terminar, así que podéis marcharos y si queréis, podéis llevaros a los niños.

-¡Sí, por favor!- gritó feliz Edgar- ¡Vámonos ya antes de que cambie de opinión!

-¿Crees que pueda llevarme a Marroncita, seño?- Abigail le hizo ojitos.

-Hoy le toca a Samir llevársela a casa- Abigail hizo una mueca.

-Puede llevársela, seño- un niño con aspecto de la misma edad que Edgar entró al aula- No iba a llevármela de todas maneras- Como era de esperar, Abigail comenzó a chillar e hizo que la bajara de mis brazos.

-¡Gracias, gracias, gracias!- se abalanzó sobre el tal Samir, y lo abrazó. Gruñí todo lo bajo que pude y caminé hacia ellos.

-Sí, ya vale- la aparté de él y la cogí en mis brazos- Sólo me falta que éste también sea su mate- susurré para mí mismo.

-Es mi mate- dijo feliz. Me atraganté con mi propia saliva y al parecer no fui el único, pues Alexia y Tony me acompañaron.

-Somos amigos desde que comenzó el curso- el oxígeno volvió a mis pulmones y escuché la risa de Alexia y la maestra.

Llegamos a casa, y todos seguían ahí, festejando la recién noticia del casamiento de Layla y Javier.

-¿Queréis iros de mi casa de una vez?- bufó molesto Tony- Tendré que echarle veneno a la comida- susurró para sí mismo- Solo salvaré a Eider, Daemon, a mis hijos y a mi cuchitura.

-¡¿Ves?!- gritó Daemon- ¡Yo sabía que él me ama!

-¿Pero que dices, cabrón?- se burló Tony- Nombraba a tu hijo, Daemon Ju-ni-or, ¿ves como ponerle a tu hijo tu nombre era mala idea?

-¡Ven aquí, ahora sí que no te pienso dejar vivo!- gritó Daemon, empezando una persecución.

-¡Ya estamos!- gritó Tony- ¡Eres un puto pesado, luego Alexia me regaña a mí y eres tú el que no me deja!- se quejó como un niño pequeño mientras corría por el salón.

-¡Mentira, eres tú!- gritó Daemon indigado y le tiró un almohadón que había en el sofá- ¡Sí! ¡Justo en la cabeza!

-¡Ahora verás!- chilló Tony cogiendo el almohadón del suelo- ¡Por el culo te lo voy a meter!- de nuevo, comenzaron la persecución, pero esta vez Abigail se unió a la fiesta privada.

-¡Yo lo retengo, papá!- chilló ésta, poniéndose delante de Daemon, pero éste pudo esquivarla fácilmente- ¡Bueno quizás después!- chilló saliendo a correr detrás de su abuelo. Sin que él se diera cuenta, le puse el pie cuando pasó por mi lado, haciendo que cayera al suelo- ¡Gracias, Dylan!- se tiró encima de su abuelo como si saltara a una colchoneta.

-¡Acabas de meterte en mi lista negra, Dylan!- gritó Daemon enfurecido- ¡Ándate con cuidado!

-Bienvenido a la lista- Tony me dio la enhorabuena mientras palmeaba mi espalda, se le veía muy divertido- Ya estaba cansado de ser sólo yo el que ocupara su lista.

-Entonces también me tendrás a mi en esa lista- refunfuñó Abigail sentándose en la espalda de su abuelo, mentiras cruzaba sus brazos.

-¿Me estás defendiendo, Lentejita?- preguntó burlón Tony.

-Como no quites a Dylan de esa lista te retuerzo las orejas- ignoró a su padre, quien, por cierto, puso una cara épica al escuchar el comentario de su hija, porque me defendía a mi en vez de a él.

-No te atreverías- dijo Daemon con un tono seguro- ¡Ah! ¡Suelta! ¡Vale! ¡Vale! ¡Ya está fuera!- Abigail dejó en paz sus orejas y al fin pudo respirar tranquilo.

-¿Y a mi papá?- Daemon negó rápidamente mientras tapaba sus orejas con sus manos- Ya encontraré una solución- le dijo a Tony y salió a correr hacia Marroncita.

Los niños comenzaron a jugar, dejándome tiempo libre para vagar por mis pensamientos. ¿De verdad será su mate?

-¿En que piensas?- me preguntó tiernamente Alexia.

-¿Estás segura que sólo yo soy su mate?- pregunté nervioso.

-Segurísima- una parte de mí suspiró aliviado- Quizás el niño no sabía muy bien lo que decía- Iba a contestarle, pero fui enterrumpido por los gritos de Abigail.

-¡Ahora, papá!- miré hacia ella y estaba enroscada en la pierna derecha de Daemon- ¡Date prisa o se me escapa!- se abrazó aún más fuerte.

-Si esta niña hubiera salido mujer lobo o bruja, el mundo tendría un grave problema- refunfuñó divertido éste mientras intentaba andar con ella todavía enroscada.

-¡Qué se escapa!- chilló mirando a su padre. Tony llorando de la risa empezó a pegarle hostias en la nuca de Daemon.

-Quítame de la lista- le pegó otra hostia- Te tenemos acorralado- comencé a llorar de la risa- Que me quites- Daemon comenzó a andar sin ninguna dificultad hacia Tony, a pesar de tener a Abigail enganchada en su pierna.

-¡Corre, papá, corre!- chilló ésta para después morder la pierna de su abuelo. Si antes solo Tony y yo llorabamos de la risa, ahora todos nos imitaron.

No sé qué haría sin esta familia, pero sobre todo, sin mi Abigail.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora