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Abigail y Edgar tienen dieciocho años. Con contenido sexual.

Alargaré la novela todo lo que pueda para que podáis disfrutar de Abigail y Dylan de adultos.

Si os preguntáis por Lucas,no os preocupéis más adelante sabréis.






Dylan.

La puerta sonó de nuevo, pero la ignoré completamente y seguí durmiendo. Seguramente sea el desgraciado de Tony para jugar a la play, intentando alejarse de tantas chicas en la casa.

Siguió insistiendo y yo ignorándolo. De repente el sonido cesó, por lo que suspiré tranquilo e intenté dormir nuevamente, pero el teléfono sonó.

-Maldito desgraciado que ni en mi casa me deja dormir- blasmefando, miré la pantalla del teléfono y era Abigail. Rápidamente atendí la llamada- ¿Qué pasa, hermosa?- pregunté preocupado.

-Llevo horas dando a la puerta, amor de mi vida. ¿Vas a abrir o me voy?- refunfuñó. Rápidamente me levanté de la cama sin darme cuenta de que las sábanas estaban enrolladas en mi pie, por lo que me caí- ¿Quieres tranquilizarte? No me voy a ir- escuché su hermosa risa.

-Muy graciosa- tiré el móvil a la cama y corrí escaleras. Al abrir la puerta, Abigail se abalanzó sobre mí, colocando sus brazos en mi cuello y sus piernas rodeaban mi cintura- Vaya menu...- me cortó la frase con un beso. Cerré la puerta por el pie y seguimos basándonos.

-La familia ha venido a casa- continuó el beso- Así que quería avisarte- volvió a besarme- ¿Vendrás?

-Claro, hermosa- Ahora yo la besé- Pensaba que era tu padre y por eso no abrí- ambos reímos- Voy a vestirme- le dije con mi sonrisa de idiota enamorado, sin embargo ella no se bajó.

-¿Crees que tengamos tiempo?- preguntó avergonzada. Reí tiernamente mientras subía las escaleras, llegué a mi cuarto y la dejé suavemente en la cama.

-¿Cuánto crees que tengamos, hermosa?- pregunté divertido mientras me ponía encima suya con cuidado de no aplastarla. Rió divertida y sin esperar más comenzó a besarme, más bien a comenzar una guerra de lenguas- Te gustó el primer día que te lo enseñé, ¿Eh?- se sonrojó aún más. En el primer beso aproveché toda su inocencia para incitarla a desenvolverse, y no le vi una mejor forma que con una guerra de lenguas.

-Cállate- susurró ocultando su cara en mi cuello y de pronto sentí sus besos húmedos. Gruñí como un maldito necesitado y sin querer rompí su camiseta- ¡Dylan!- chilló sorprendida- ¡¿Y ahora que?! ¡Me presento ante mi padre en sujetador?!

-Lo siento, hermosa- susurré avergonzado- Sabes que tus besos en el cuello me prenden, así que también ha sido tu culpa- Besé su mejilla, para acto seguido incorporarme y quitarle los pantalones- Esas braguitas deberían estar prohibidas- gruñí nuevamente, sintiendo como me empalmaba aún más, si eso es posible.

-Debería dejarte con las ganas por romper mi camiseta favorita- sonrió malvadamente. Si quería jugar, jugaríamos. Volví a ponerme encima de ella- Sí, definitivamente ya no qui...- froté nuestros sexos y emitió un gran gemido.

-Sí, definitivamente deberías dejarme con las ganas- dejé de moverme, ganándome una mirada furiosa de ella- ¿Qué? Me lo merezco por romper tu camiseta favorita.

-Gran idiota- susurró comenzando a moverse contra mí- Ya me muevo yo, tranquilo- comencé a reír porque la verdad, no me lo esperaba. Bajé mis manos para quitarle su ropa interior- No me las arranques, por favor- le guiñé un ojo mientras se la quitaba con cuidado. Una vez terminé me quité mis bóxers a lo bestia- Eres imposible.

-Sh, que me cortas el rollo- susurré concentrado en entrar lentamente en ella. Escuché su risa que pronto fue sustituida por un gemido.

Cuando estábamos a punto, ¡a punto! Abigail me para. ¡Joder que frustración!

-Dylan algo está vibrando en mi espalda- se quejó también frustrada. La incorporé suavemente y saqué mi móvil.

-Es tu padre- espeté molesto- Maldito hijo de puta- blasfemando cogí la llamada- ¿Qué coño quieres?

-¿Y ese humor?- preguntó divertido Tony mientras Abigail se movía debajo de mí para conseguir su orgasmo, por lo que tuve que controlarme para no gruñir o gemir- ¿Dónde estáis? ¿Por qué tardais tanto? ¿No ha llegado a tu casa todavía?- me bombardeó con sus típicas preguntas. Abigail seguía a lo suyo así que tapé el altavoz

-Espérame mujer- refunfuñé llevando el móvil de nuevo a mi oído, pero Abigail me lo quitó.

-¡Deja de ser tan sobreprotector!- chilló indignada y colgó el teléfono. Lo apagó y lo dejó en la mesilla- ¿Por donde íbamos?

Minutos después pudimos llegar al orgasmo sin interrupción de su padre. Aunque me hubiese gustado quedarme con ella en la cama, tuve que salir corriendo al baño para arreglarme o de lo contrario Tony vendría a mi casa para saber que está pasando.

-¡Dylan no me queda ropa en tu armario!- chilló Abigail con su tono de niña pequeña.

-¡La última te la llevaste ayer porque la necesitabas! ¡¿A mí que me cuentas?!- abrí la llave del agua- ¡Ponte una mía!

-¡¿No crees que se va a notar mucho?!- chilló indignada entrando al baño.

-Te ayudaré a entrar a tu habitación por la ventana y te pones una tuya, ¿si?- le dije tiernamente para tranquilizarla. Asintió y salió del baño.

Media hora después por fin llegamos a su casa, de verdad que por un momento llegué a pensar en como matar a Tony. Por dios que pesadilla de padre sobreprotector.

-Venga, hermosa- comenzó a trepar hasta su ventana con mi ayuda y cuando casi estaba dentro de su habitación, Tony salió de la casa. Abigail se asustó y cayó, antes de que impactara contra el suelo la cogí en mis brazos.

-¡Abigail! ¡¿Estás bien?!- gritó Tony. De verdad que hoy lo mato- ¡¿Qué hacías allí arriba?! ¡¿Qué haces con la camiseta de Dylan?! ¡Exijo una respuesta!- miró en su cuello para ver si la había marcado.

-¡Tony!- chilló Alexia- ¡Al rincón de pensar!- los tres la miramos. Estaba señalando dentro de casa,mientras que con su pie daba pequeños toquemos contra el suelo. Tony blasfemando entró en la casa y nosotros reímos.

-Gracias, mamá- dijo Abigail abalanzandose sobre su madre.

-Para eso estoy, cariño- su madre correspondió su abrazo- Están jugando en el jardín, ve a darle una paliza a todos- Abigail chilló feliz, vino hacia mí, entrelazó nuestras manos y me arrastró hacia el jardín donde estaban todos haciendo peleas de boxeo.

Ella se unió a su hermana Sophie y a Silvia, contra Edgar y Daemon J.

-¿De qué habláis?- pregunté divertido mientras me sentaba al lado de Javier.

-De nuestra primera vez- dijo señalando a Layla. Me atraganté con mi propia saliva y comencé a toser- Venga tío nosotros sabemos que Abigail no es virgen y todos nosotros tuvimos que contar nuestra primera vez, así que aprovecha que Tony está castigado.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora