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Abigail.

-Hasta luego,  cariño- mi mamá besó mi frente- Cuida de tu hermano, ¿si?-asentí enérgicamente y vi como mi hermano y Dylan se susurraban cosas- ¿Qué les pasa?- mi mamá me guiñó un ojo, pero no me dijo nada.

-Si tienes que amenazar a tu maestra para que me avise en cuanto tenga un primer síntoma, lo haces, tu padre y yo te damos permiso- alcancé a escuchar lo que le dijo Dylan.

-¡Amy!- chillé al verla. Ella corrió hacia mí mientras movía su mano enérgicamente. Corrí hacia Dylan, lo abracé por su espalda, aprovechando que estaba de cuclillas para hablar con mi hermano- ¡Adiós!- agarré del brazo a Edgar y lo arrastré hacia Amy- ¡Vamos!- la arrastré a ella también hacia la entrada del colegio.

-¿Qué te dije sobre no tomarte las cosas con calma?- dijo Edgar agarrándome del brazo para que lo mirarse- Puedes hacer las cosas sin chillar, saltar o correr hacia cualquier lado.

-No, por favor- susurré mirándolo fíjamente mientras hacía un puchero- No quiero que vuelvas a darme la charla, otra vez.

-Si tengo que dártela, lo haré aunque no esté Dylan- suavizó su mirada- Vamos a ir a clases sin hacer nada de lo que normalmente harías, ¿si?- asentí frustrada- Bien- tomó mi mano y comenzó a caminar con tranquilidad.

-¿Qué charla fue esa?- preguntó Amy con curiosidad.

-Nada importante- dije con calma, pero en realidad estaba a punto de comenzar a arrastrarlos hacia clases ya que Edgar iba a paso muy lento- ¿Podemos ir un poquito más rápido? ¡Hasta una tortuga nos ganaría!

-No vamos a ir más rápido, ¿si?- comentó con su voz tierna- Así es perfecto.

-No, no lo es- me solté de su agarre y salí a correr por el pasillo- ¡Nos vemos en clases!

-¡Abigail!- ambos comenzaron a correr detrás de mí- ¡Para!

-¡Hola, señorita!- entré en clases- ¡¿Puedo jugar con Marroncita mientras vienen los demás niños?!- chillé mientras saltaba en mi sitio.

-Claro- me sonrió divertida- Procura no cansarla demasiado- chillé feliz y fui a su jaula. Estaba dormidita en su casa.

-Despierta, Marroncita- susurré mientras picaba su cabeza- Despierta- siguió durmiendo- Despierta, despierta, despierta- decía mientras picaba suavemente su cabeza.

-Ab, siéntate ya- bufó molesto Edgar mientras tomaba mi mano y me arrastraba a mi asiento.

-Tú eres el que tienes que descansar, porque tú eres el que está malito- bufé molesta mientras me levantaba de mi asiento, pero él me volvió a sentar de un suave empujón.

-Edgar ven aquí- le dijo la señorita- Necesito hablar contigo un momento- salió a correr hacia ella- Deja de agobiarla, aunque intentes mantenerla en una silla por el resto del día no vas a conseguirlo.

-¡Cierto!- chillé levantándome- ¡Voy a jugar con Marroncita!- los niños de mi clase comenzaron a entrar- Vaya por dios- Tuve que sentarme de nuevo en mi sitio.

-Niños hoy tengo vamos a hacer un....- la puerta se abrió. Vi a un niño muy alto y guapo con su expresión seria.

-Vaya, veo que esta no es la clase de sexto- Uh, cuidado estamos ante un malote de sexto de primaria- Esta es la clase de infantil- cerró la puerta de un portazo.

Las clases pasaron rápidamente y por fin había recreo.

-¡Amy, vamos!- chillé saliendo de la clase- ¡Me hago pis! ¡Rápido!

-¡Espera, se me ha caído la mochila!- chilló.

-¡Voy al servicio! ¡No aguanto!- salí a correr hacia los baños. Cuando iba a abrir la puerta, el niño de antes la cerró con un fuerte golpe.

-Vaya pero si es la futura Alpha- susurró divertido- ¿Qué tal?

-Pues aquí con ganas de hacer pis- comencé a hacer un bailecito- ¿Me dejas pasar?- intenté abrir la puerta pero no me dejó.

-Mi nombre es Carlos- me miró divertido por el bailecito tan bonito que estaba haciendo.

-Hola, Carlos. Encantada de conocerte- bufé molesta- ¡Quítate de ahí!- al fin me dejó pasar a los baños. Al salir seguía ahí.

-¿Cómo te llamas, Alpha?

-Que no soy Alpha, ni lo seré- pasé por su lado y éste comenzó a seguirme- Mi mamá el Alpha, ¿Eres nuevo?

-Sí, lo soy- respondí poniéndose a mi altura- Y también sé que tu mamá es Alpha, ¿Quieres saber algo?- me giré hacia él en menos de un segundo, soy muy curiosa- Es mejor que no seas Alpha, porque todos te odiarán y querrán matarte.

-¡¿Qué?!- chillé asustada- ¡A mi mamá no la quieren matar!

-Oh, sí claro que sí- comencé a llorar, y de nuevo sentí mi corazón ir más rápido de lo normal.

-¡Abigail!- chilló mi hermano mientras corría hacia mí- ¿Quién eres tú?- le preguntó a Carlos- ¡¿Qué le has hecho?!- me abrazó.

-Me ha dicho que quieren matar a mamá- lloré aún más.

-¡¿Quién coño te crees que eres para hacer llorar a mi hermana?!- se separó de mí y empujó a Carlos.

-¿No te lo he dicho?- su voz sonaba a que estaba burlándose de mi- Soy tu mate, Abigail.

-¡Eso es mentira!- chillé tapando mis oídos- ¡Tú no eres mi amigo! ¡Un amigo no le dice a su amiga que quieren matar a su mamá!- Edgar y Carlos comenzaron a pelearse.

-¡¿Qué pasa aquí?!- La señorita llegó corriendo hacia nosotros- Abi, cariño- susurró tocando mi frente- ¡Dejad de pelar!- ambos obedecieron- Los dos a mi clase, ¡Ahora!- la señorita me cogió en sus brazos y me llevó a su clase.

La seño llamó a mamá y mientras ellos llegaban yo limpié la sangre de la nariz de Edgar.

-¿Qué ha pasado?- preguntaron papá, mamá y Dylan entrando en la clase.

-Edgar se ha peleado con un niño de sexto- contestó la señorita- Porque aquí el mate de Abigail- señaló a Carlos- le dijo a ella que te querían matar- Ahora señaló a mi mamá.

-¡¿Qué es eso de mate?!- gruñó Dylan. Daba mucho miedo- ¡Yo soy su mate!

-Pues yo también lo soy- dijo Carlos con una sonrisa.

-No, tú no lo eres- refunfuñé yo- Tú eres muy malo- fui a jugar con Marroncita.

-Dylan, estoy segurísima de que sólo tú eres su mate- escuché decir a mi mamá.

-¿Y entonces quién es éste?- preguntó furioso mi papá.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora