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Abigail.

-Echo de menos a la endemoniada Abigail- se quejó mi papá, mirándome- ¿Qué te ocurre, cariño? ¿Quieres que le pegue a Dylan?- rápidamente me negué.

-¿Puedo cenar aquí?- pregunté haciéndole ojitos.

-No- besó mi frente- Tienes que saber plantarle cara a los problemas, así que vamos a salir allí fuera, cenarás y te acostarás para estar de diez en la actuación de mañana, ¿si?

-Vale- me cogió en sus brazos y salimos de la habitación, justo cuando Dylan salía de la suya.

-Abigail- quiso venir hacia mí, pero papá lo impidió.

-Déjala en paz, Dylan- bufó molesto éste mientras bajaba las escaleras- No quiere hablar contigo.

-¿Ya te has bañado, cariño?- me preguntó mi mamá. Asentí y la ayudé a poner la mesa.

La cena pasó muy incómoda para mí, ya que cada vez que miraba a Dylan éste me miraba fíjamente, por lo que opté por no levantar mi vista de mi plato.

-¡Hasta mañana!- grité saliendo a correr hacia mí habitación, pues no quería darle un beso o abrazo a nadie, ya que si no me sería imposible no despedirme de Dylan.

Lavé mis dientes y me dirigí a mi cama. Cuando estaba por apagar la luz, Sophie entró.

-Buenas noches- susurró ella entrando al baño para lavarse los dientes.

-¡Buenas noches!- me arropé hasta la cabeza e intenté conciliar el sueño. Di vueltas y más vueltas, pero no podía dormir- Sophie- susurré pero ella estaba dormida- Menuda aburrida- bufé divertida mientras me bajaba de mi cama. Salí de mi habitación y caminé a la de Dylan.

Abrí lentamente la puerta y asomé mi cabeza. Estaba dormido, mirando al techo con su brazo izquierdo estirado sobre el lado en el que solía dormir yo de vez en cuando, bueno siempre.

Cerré la puerta nuevamente con cuidado y corrí sin hacer mucho ruido hacia mi lado de la cama. Cogí las sábanas que él estaba entallando bajo sus pies y me arropé, utilizando su brazo como almohada.

-Buenas noches, mi Abigail- susurró girándose para poder posar su brazo derecho sobre mi barriguita.

-Buenas noches- susurré bostezando- Pero sigo enfadada contigo- escuché una leve risa proveniente de él y al fin conseguí dormirme.













-¿Vendrás conmigo hoy?- me preguntó Dylan. ¿Cómo sabía que estaba despierta?

-¿A dónde?- susurré con curiosidad- Tengo que ir a ensayar para la obra del colegio.

-Si quieres venir conmigo, haré lo que esté en mi mano para que faltes a ese ensayo tuyo- asentí bostezando.

Insistí, insistí y volví a insistir para que me contara a donde me llevaría, pero sólo recibía un desayuna o vístete rápidamente. Mamá me dijo que había llamado a mi señorita y que me había dado permiso de faltar, así que aquí voy con Dylan a no sé dónde.

-Hemos llegado, hermosa- asentí mirando a través de la ventana, había un edificio donde esperaban un grupo de niños mayores- ¿Ves a esa chica de allí?- asentí mientras observaba a la chica que estaba señalando- Pues ella fue la que me dio un beso en la mejilla ayer sin que yo tuviera tiempo a reaccionar.

-¿Y me traes aquí para eso?- refunfuñé cruzándome de brazos.

-No, hermosa- comentó riendo- Quiero que me ayudes con mi venganza, ¿si?- chillé feliz y asentí enérgicamente- Vamos, entonces.

Cuando bajé del coche, él ya estaba esperándome para cogerme en sus brazos. Llegamos hasta el grupo de chicos y me presentó con un ella es Abigail, mi mate y comenzó a dar ordenes.

-¡Más abajo!- chillé en el oído de la chica que besó a mí Dylan en la mejilla- ¡¿A eso lo llamas flexiones?! ¡Tienes que besar el suelo!

Después de dos horas en las que me la pasé gritándole a la chica qué era lo que tenía que hacer, el entrenamiento terminó.

-Has estado genial- Dylan besó mi mejilla- Ahora hay que ir a casa y arreglarnos para tu actuación, ¿si?

-Gracias- susurré avergonzada.

-¿Por qué hermosa?- preguntó besando la punta de mi nariz.

-Solo gracias- en realidad se las estaba dando por ser tan bueno conmigo.











-¿Qué miras tanto detrás del telón?- me preguntó Amy.

-Dylan me prometió ser el primero en entrar al salón, estoy viendo si cumple su promesa- la gente comenzó a entrar, pero poco me importó porque vi que Dylan fue el primero- ¡¿Has visto Amy?! ¡Ha cumplido su promesa!

-¡Bien niños todos a sus puestos!- chilló la maestra- ¡Recordad que esto es una actividad para divertiros!- los árboles comenzaron a salir al escenario.

-Pss- llamé la atención de Edgar- Me dijiste que los árboles no andaban- me burlé de él. Ví como Dylan se levantó de su asiento.

-Hey, Abigail- escuché la voz de Carlos detrás de mí- Tu señorita me ha dicho que tienes que ir a darte los últimos retoques- asentí y salí corriendo.

-¡Seño...- me callé al ver que no había nadie en la sala- ¿Hola?- Carlos entró y cerró la puerta de un golpe- ¿Dónde está la señorita?

-Tendrás que conformarte conmigo- un señor entró a la habitación, alguien a quien nunca había visto antes- Carlos, márchate ya- obedientemente, se marchó.

-Sí, yo también me voy- susurré nerviosa e intenté salir, pero el señor se interpuso en mi camino.

-Tú no vas a ninguna parte, chiquitina- dijo burlándose de mí- No creas que esto va contra tí, más bien es contra tu abuela Eider y tu abuelo Daemon. También de Elisa y John, pero tú tendrás que pagar las consecuencias.

-¿De qué hablas?- pregunté casi al borde del llanto- ¡Déjame irme!

-No puedo, chiquitina- hizo una pausa- Tengo que matarte- chillé todo lo alto que pude.

-Si... Si me matas, Dylan te hará cosas muy muy pero que muy malas- susurré llorando- Se enfadará mucho.

-¿No lo entiendes, cariño?- acarició mi mejilla y rápidamente me eché hacia atrás- Cuando te mate, todos van a estar ocupados llorando por tí. Por eso no podrá hacerme nada malo- la puerta literalmente voló hasta chocar contra la pared.

-Abigail tenía mucha razón al decir que me iba a enfadar- dijo Dylan con su respiración acelerada.

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora