38

16.7K 1K 43
                                    

Contenido Sexual.


Abigail.

Desperté por la tremenda necesidad de hacer pis, pero creo que esa necesidad fue sustituida por otra al ver a Dylan sonriendo como un completo idiota y su amigo totalmente despierto.

-Abigail, joder. Estate quieta- hizo una mueca.

-Oh por dios, no me jodas, Dylan- tapé mi boca para no reír- Esto será divertido- susurré para mí misma. Comencé a bajar mi mano desde su pecho hasta su abdomen.

-Joder, Abigail. Deja de jugar- susurró suspirando. ¿Estaba dormido o no? Me subí lentamente sobre su miembro y comencé a frotarlo junto a mi sexo, aunque sería mucho mejor sin ropa- ¡Por la diosa luna!- chilló como un niño pequeño mientras se despertaba abruptamente y yo caí al suelo- ¡Hermosa! ¡¿Estás bien?!

-Hace un momento sí- dije riendo- Así que un sueño mojado, eh- me levanté. Él miró mi móvil.

-¡Ay, dios!- chilló como un niño pequeño- ¡Tu padre y tu abuelo me matan!- salió a correr hacia el baño.
Exactamente diez minutos más tarde salió del baño sin nada de ropa.

-¿Qué no existe una toalla o algo?- pregunté entre divertida y excitada.

-No tengo tiempo para esto, hermosa- contestó con voz ronca. Se vistió y salió de la habitación. Cogí mi móvil e imité su acción, tengo ganas de jugar.

-¡Dylan! ¡Dylan! ¡Dylan!- chillé como solía hacer de pequeña mientras daba saltos en mi sitio.

-¿Qué quieres desayunar, Abigail?- dijo echando café en su taza. Me senté encima de la mesa y esperé a que se diera la vuelta- ¿Qué haces?- preguntó divertido.

-¿Crees que puedes hacerme un poquito de sexo oral?- pregunté inocentemente. Él gruñó y vi como su amigo volvía a crecer.

-No puedo, llegaré aún más tarde- dijo con voz ronca mientras miraba fijamente mi sexo- A la mierda- dejó la taza bruscamente y caminó hacia mí. Se arrodilló frente a mí, abriendo mis piernas y empujandome delicadamente hacia atrás para que quedara tumbada sobre la mesa.

-¡Dylan! ¡Al paso que va no me dejas ropa!- chillé mirando mis bragas destrozadas. Mi papel de chica enfadada se fue a la mierda en cuanto sentí su lengua. Mi teléfono comenzó a sonar como siempre en los momentos oportunos.

-Como sea tu padre no tendrá manada para esconderse- gruñó Dylan haciendo que yo jadeara por la excitación a causa de la brusquedad de sus movimientos.

-Es Chris- gemí sin poder evitarlo- ¿Puedes parar un momento?- me ignoró y siguió a lo suyo- ¿Qué quieres, Chris? Es un mal momeeeeento- tapé el altavoz y gemí como una desesperada.

-¿Estás teniendo sexo mientras hablas conmigo?- preguntó divertido este.

-Jodete, cabrón- mordí mi labio para no gritar- He atendido tu llamada para decirte que después te llamo.

-¡Espe...- colgué antes de que siguiera hablándome. Si no lo hubiera cogido, hubiera estado llamando hasta el cansancio y eso sería contarnos el rollo.

-¡Joder, Dylan!- chillé cuando presionó un punto exacto con su lengua.

-Ya lo tengo- murmuró mientras seguía dando toquecitos cada vez con más intensidad.

-Dylan ya casi- susurré haciendo una mueca. Segundos después ya había alcanzado mi orgasmo chillando su nombre. Se levantó con una gran sonrisa mientras lamía sus labios.

-¿Crees que yo ahora pueda metertela?- preguntó imitando mi tono de inocencia mientras se quitaba los boxers a lo bestia.

-¿No que ibas a llegar tarde?- pregunté riendo. Risa que fue sustituida por un gemido cuando estuvo dentro de mí.

-Me importa una mierda- gruñó mientras me besaba- Joder, hermosa deja de apretar tanto a Dylan J o no aguantaré mucho más- el timbre comenzó a sonar repetidas veces.

Iba a gritar por la desesperación, pero Dylan tapó mi boca y siguió embistiendome sin importarle el timbre. Gesticuló un tu padre y abuelo por lo que rápidamente apagué mi móvil.

-¿Y el tuyo?- susurré en su oído mientras gemia, causando un gruñido de su parte. Me levantó en sus brazos con Dylan J todavía dentro de mí y me colocó sobre la encimera.

-Ahi- susurró con un gruñido señalando su móvil. Con un poco de dificultad lo alcancé y lo apagué- No vayas a gritar- susurró sabiendo que ya estaba a punto.

Cinco embestidas fueron suficientes para correrme mientras mordía el hombro de Dylan. Creo que este gesto lo calentó aún más y también llegó a su orgasmo.

-¡Dylan! ¡Maldito inútil! ¡Despierta!- escuché la voz de mi padre. Éste salió de mí y se agachó para coger mis ya no bragas y sus boxers.

-Vamos- susurró cogiéndome en sus brazos. Llegamos a la habitación y me acostó suavemente sobre la cama- Nos vemos después, futura Alpha- besó mi cabeza. Lentamente fui cerrando mis ojos hasta que caí en un sueño profundo.







-¿Crees que éste es el vestido indicado?- pregunté saliendo del probador.

-Si me gustaran las chicas te follaría aquí mismo- dijo Layla riendo.

-A mí también me gusta, cariño- me sonrió mi madre- Hablando de follar, tu padre me ha llamado esta mañana diciendo que Dylan y tu estábais en la cocina teniendo sexo mientras lo ignorábais- comencé a toser desesperadamente.

-Voy a llamar a Dylan para ver si está bien- susurré nerviosa entrando nuevamente al probador.

-¿Qué pasa, hermosa?- preguntó preocupado.

-¿Te han hecho algo?- pregunté de igual forma.

-¿Te refieres a que nos han pillado esta mañana?- preguntó riendo- Tranquila tengo muchos secretos suyos que no pueden ser revelados- suspiré aliviada- ¿Has encontrado algo que te guste?

-No- susurré angustiada- No creo que vaya a encontrar nada.

-Tranquila, hermosa- dijo nuevamente preocupado- En lo que voy para allá, tómate un café.

-¿Me ayudarás?- pregunté emocionada casi al punto de llorar.

-Nos vemos en un ratito, hermosa- Layla entró al probador.

-Tranquila, pasé por lo mismo que tú- recuerdo ese día. Tenía doce años cuando mi tía Layla se convirtió en la Alpha de la manada de mi abuelo Daemon.

-¿Y si me rechazan por ser humana?- Esa era mi mayor preocupación.

-Tu madre es humana y todos la quieren, no veo ningún motivo para que te rechacen a tí- me abalancé sobre sus brazos.

-¡¿Dónde está mi hermosa Abigail?!- chilló Dylan. ¿Cómo había llegado tan pronto?- ¡Paso! ¡Mi hermosa novia necesita mi ayuda!

Ven a mis brazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora